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domingo, 26 de diciembre de 2010

Jerusalen: Destino de culto


Jerusalen moderna

Sagrada para judíos, cristianos y musulmanes, visitarla es una experiencia religiosa, incluso más allá de los límites de la cautivante Ciudad Vieja

Es el lugar del planeta donde la mayoría sueña con una paz que no llega. También es una de las pocas capitales que no es reconocida oficialmente como tal. Sin embargo, eso no le impide ser una de las ciudades más fascinantes.

Con su variedad de culturas y religiones, Jerusalén se abre al mundo, devela algunos misterios de la historia y esconde muchos otros. Considerada mundialmente como la cuna de la civilización, Jerusalén tiene un significado histórico para tres de las más importantes religiones y ha demostrado con los años ser irresistible no sólo para los arqueólogos, sino también para los turistas, cualquiera que sea su fe.

Algunos se sienten atraídos por los monumentos religiosos; otros, por la gran variedad de paisajes, y otros, por el fascinante contraste entre lo moderno y lo antiguo. Pero todos coinciden en un mismo encanto: recorrer las huellas de la historia desandando los mismos caminos que el patriarca Abraham hace 4000 años, que Jesús hace 2000 o que el profeta Mahoma hace poco más de 1000.

Las murallas de la Ciudad Vieja, los arcos romanos y los bastiones otomanos se entrecruzan con los modernos edificios y centros comerciales. "Aquí descansó Mahoma antes de ascender al cielo", cuentan unos y señalan la cúpula dorada que se convirtió en una de las postales de Jerusalén.

"Estas son las ruinas del segundo Templo", aclaran otros con sus ojos puestos sobre una pared milenaria. Mientras unos más allá señalan una fastuosa iglesia y aclaran: "Allí estuvo enterrado Cristo". En Tierra Santa se encuentran todas las confesiones cristianas (católicos de seis ritos distintos, ortodoxos y protestantes), el judaísmo tiene su centro religioso y político, y la presencia musulmana es imponente. De eso se trata Jerusalén, un lugar donde conviven todos. Al mismo tiempo y por separado.


Vía Crucis
Recorrer las angostas calles de la Ciudad Vieja no es sencillo. No tanto por su edificación, aún intacta con los rasgos de hace miles de años, sino por la cantidad de gente. Este sector, con sus murallas de piedra milenaria, encierra tres lugares sagrados para las mayores religiones monoteístas del mundo. La cúpula dorada del Domo de la Roca, tercer sitio de peregrinación para los musulmanes después de La Meca y Medina; el Muro de los Lamentos, venerado por los judíos, y la iglesia del Santo Sepulcro, sitio de peregrinación para los cristianos.

Por eso miles de cristianos se dirigen diariamente a pocas cuadras de la Puerta de los Leones, en el sector musulmán de la Ciudad Vieja, con objeto de emprender y revivir el Vía Crucis. "Cristo ha cambiado el mundo", explica convencida Norma, una española de 78 años que junto a un grupo de correligionarios se muestra dispuesta a desandar el camino del Calvario que la conducirá al Santo Sepulcro.

Esta iglesia, a cargo de franciscanos, griegos ortodoxos y armenios ortodoxos, representa uno de los sitios más sagrados para los cristianos y reúne a fieles venidos de todas partes del mundo (se calcula que es visitada diariamente por unas 5000 personas). Para los creyentes, en el lugar de la sepultura y resurrección de Jesús culminará su peregrinaje a Tierra Santa.

Para los judíos que llegan a la Ciudad Vieja el recorrido será hacia el Muro de los Lamentos, signo de disputa desde hace años y que simboliza el corazón del judaísmo. A simple vista representa una inmensa pared, pero el muro occidental, parte de lo que quedó del Segundo Templo de los judíos tras ser destruido por los romanos en el año 70, posee un enorme significado político y religioso. Es allí donde miles de personas que se acercan depositan un papelito escrito de puño y letra entre las piedras. Todo aquel que llegue a este sitio, celosamente vigilado por los sectores ortodoxos, podrá percibir la mística que se desprende en cada rezo.

Asimismo, el principal sector judío, que ocupa la parte sudoriental de la ciudad, contiene la Puerta de Sion, al sur de la cual se encuentra el monte del mismo nombre y la tumba del rey David, este último un sitio que antiguamente, antes de la Guerra de los Seis Días, reemplazó durante muchos años el lugar en el que los judíos se lamentaban por la destrucción del Gran Templo, cuando el actual Muro de los Lamentos estaba en poder de los palestinos.

Muro de los lamentos

En los alrededores
Mucho se habla de la Ciudad Vieja, pero lo cierto es que toda Jerusalén es una ciudad mágica, que aún esconde secretos, pero que también muestra encantos por doquier. Para eso es necesario empezar a caminarla también por afuera de sus murallas.

Las inmensas puertas que interrumpen el muro de la ciudad antigua permiten ingresar a otro mundo. Con tan sólo unos pasos, todo cambia. Nada es lo mismo. Un claro ejemplo de eso es la Puerta de Yafo, en cuya salida se encuentra el shopping Mamila, donde tienen sus vidrieras algunas de las marcas más reconocidas mundialmente.

Pero no todo es shopping y tumultos de gente. Aunque muchos no lo crean, en Jerusalén también es posible caminar tranquilo en medio de soñados paisajes y librados del rugido de los motores. Para tal caso es aconsejable optar por las tranquilas calles del barrio Montefiore, apostado frente a la Ciudad Vieja y con una paz envidiable. Allí, las casas respetan una fisonomía común y se erigen alrededor de un viejo molino.

Sin embargo, también hay opciones de las más diversas para quienes quieran hurgar un poco más en la historia, antigua y contemporánea. Es allí donde resulta ineludible la visita a Yad Vashem, el Museo del Holocausto. Enclavado en medio de un verde bosque, es uno de los sitios más emblemáticos de Israel, en el que un ambiente sombrío invita a recorrer los tenebrosos y oscuros años del genocidio nazi.

El Shuk

De compras y regateo, por el Shuk
Podría considerarse el reino de la mentira. Pero muchos lo consideran el planeta del regateo. De una u otra forma se refieren a lo mismo: el Shuk. "Argentino, amigo, venga, mejor precio." Ese manojo de palabras sale de la boca de Aram, un árabe de apenas 28 años que trabaja en el local polirrubro de su padre. No es que hable castellano, pero tampoco posee conocimiento de portugués y al mismo tiempo intenta seducir a una pareja de jóvenes brasileños.

El Shuk, tradicional mercado árabe que ocupa casi la totalidad de las calles del sector cristiano y musulmán de la Ciudad Vieja, es un lugar en el que nada vale lo que dicen que vale. El precio varía según la cara de quien pregunte y la hora del día, así como de cuán buena haya sido la jornada laboral en términos económicos.

"El que no llora no mama", reza un pasaje del conocido tango de Enrique Santos Discépolo. Y nunca más aplicable a este micromundo que se abstrae de cualquier religión, aunque está enclavado en uno de los lugares más sagrados del mundo. La regla número uno en este lugar es negociar todo. Desde una botella de Coca-Cola en el quiosco hasta un colorido vestido en el local más grande. Y como si eso fuera poco, acá los conflictos religiosos parecen no importar, hasta tal punto que es común ver a un árabe ataviado a su manera tradicional clásica vendiendo productos de la religión judía o un rosario de madera.

Aram intenta explicar lo inexplicable: la lógica de este mercado. Sin soltar en ningún momento su narguile (una pipa a base de agua), relata que desde muy chico se crió en el local de su padre en el Shuk. De origen árabe, Aram vive prácticamente en ese local, si se tiene en cuenta que durante la semana abre las puertas pasadas las 8 y las cierra cerca de las 21. Al ser consultado sobre el porqué de los precios, después de un breve silencio admite que es una costumbre antiquísima. Y al día de hoy se sostiene a rajatabla. Tanto es así que una pashmina de cashmere que nos ofrecen por 200 shekels (el equivalente a 210 pesos) la terminamos pagando 25 shekels (unos 26 pesos).

Es realmente agotador caminar por las calles del Shuk, pero no por la extensión de las calles, sino por los gritos y la necesidad de estar atento en todo momento para no ser traicionado a la hora de comprar. Sin embargo, después de largas horas de recorrido, los turistas, lejos del agotamiento, salen con sus bolsas cargadas y una sonrisa en la cara.

Domo de la Roca

Imperdibles de la Ciudad Vieja
1. SANTO SEPULCRO
La más polémica iglesia de los cristianos encierra los lugares de la crucifixión y la resurrección de Jesús. Fue reconstruida en varios momentos de la historia antigua.

2. MURO DE LOS LAMENTOS
Con sus piedras milenarias, el fragmento del muro occidental del templo representa el lugar más sagrado para el judaísmo. Se puede visitar en cualquier horario.

3. TORRE DE DAVID
Esta fortaleza en la Puerta de Yafo, también conocida como Ciudadela, brinda un imperdible show de luces nocturno en el que se relata la historia de Jerusalén.

4. TUNELES DEL KOTEL
Los impactantes túneles del muro occidental (Minharot Hakotel, en hebreo) permiten recorrer fascinantes hallazgos arqueológicos. Hay que reservar con anticipación.

5. JARDIN ARQUEOLOGICO
Al pie del Monte del Templo cuenta con estructuras de la época de Herodes y vestigios del paso de los romanos.

Plan de acción, en cinco días
La estada en una ciudad depende de las prioridades de cada viajero. Sin embargo, aquí proponemos un itinerario para conocer Jerusalén sin dejar nada importante afuera.

Día 1. Tour por la Ciudad Vieja de medio día para recorrer los sitios más destacados. Por la tarde, la mejor opción será aprovechar para hacer compras en el Shuk.

Día 2. A seguir caminando, pero por la ciudad nueva. En una mañana se puede pasear por la avenida Ben Yehuda (como Florida en el microcentro porteño) para luego sumergirse en Mea Shearim (con vestimenta con recato), el barrio de la comunidad judía ultraortodoxa. Por la tarde, una opción más relajada físicamente, aunque se hará sentir como un golpe bajo: Yad Vashem, el Museo del Holocausto.

Día 3. Con ánimo de salir un poco de la ciudad, lo ideal es la excursión a las ruinas de la impactante ciudadela de Masada. Después, relax en las playas del Mar Muerto. Y a la hora de las compras, el shopping Mamila.

Día 4. Recorrer a pie el barrio Montefiore, a pocas cuadras de la Ciudad Vieja, rodeado de hermosos espacios verdes. Después, ascenso al Monte de los Olivos, desde donde se aprecia la vista más impactante de Jerusalén. Y poco antes del anochecer, el Museo de Israel, donde se pueden ver los famosos rollos hallados en el Mar Muerto.

En el último día en Jerusalén, por la mañana quedará pendiente ir con una excursión a Belén, apenas a 10 kilómetros. Ahí se podrá visitar la Iglesia de la Natividad y la tumba de Raquel, una de las matriarcas del pueblo judío.

Iglesia de la Natividad en Belen, a 10 Km. de Jerusalen

DATOS UTILES
Como llegar desde Buenos Aires
El pasaje aéreo (ida y vuelta) a Tel Aviv cuesta alrededor de US$ 1600, con tasas e impuestos incluidos.

Alojamiento
Existe una gran variedad de oferta. Una habitación doble en un hotel tres estrellas se puede conseguir desde US$ 70, y en uno de cinco estrellas desde 160, según la temporada.

Visa
Los argentinos no la necesitan si la estada no supera los 3 meses. Unicamente es indispensable el pasaporte con al menos seis meses de validez a la fecha de entrada.

Excursiones
Un tour por Jerusalén (día completo), incluyendo la Ciudad Vieja y la nueva, cuesta unos 70 dólares. Sólo el recorrido por la Ciudad Vieja cuesta 45. Hay guías en castellano.

Juan Pablo Bacino (Enviado especial)
La Nación - Turismo
Fotos: Web

jueves, 16 de diciembre de 2010

Argentina: Costa Atlántica 1.200 km de playas para elegir


Encabezados por Mar del Plata, los balnearios bonaerenses se presentan muy renovados. Desde el popular San Clemente del Tuyú hasta el refinado Cariló.

Mar, médanos, sol y bosques: la Costa Atlántica bonaerense es el destino preferido por los argentinos a la hora de planear las vacaciones. A lo largo de 1.200 km de playas, cada turista puede encontrar un balneario a su medida.

La Secretaría de Turismo de la pcia. de Buenos Aires anuncia como la “gran novedad de la temporada” el Tour de Verano 2011 de Showbol, que recorrerá las playas de la Costa Atlántica. Entre otras figuras, jugarán ex futbolistas como Sergio Goycochea, Fernando Redondo, Carlos Navarro Montoya y Ricardo Bochini.

Mar del Plata promociona su temporada como “La Ciudad de las Estrellas”, con más de cien espectáculos en cartelera. Los eventos principales de enero serán la Fiesta Nacional del Mar, la Zurich Gala de Mar (concierto gratuito, el 21 de enero en Playa Grande), y la Fiesta de los Pescadores. En febrero se entregan los Premios Estrella de Mar y se realiza la Fiesta Provincial de Mar del Plata. Fueron remodeladas la zona de Punta Iglesia, el Paseo de las Américas y algunos balnearios.

El Partido de la Costa, con su ambiente distendido y familiar, tiene atractivos ineludibles como Mundo Marino –en San Clemente–, el muelle de pesca de Mar de Ajó, la réplica de la carabela Santa María en Santa Teresita y el Laberinto de Las Toninas. Los viernes se realizará en distintas localidades el Festival Folklórico del Tuyú, con entrada gratuita, y los sábados habrá recitales de Catupecu Machu, Los Pericos, Los Cafres y La Mancha de Rolando. En febrero, Iñaki Urlezaga baila en el Festival de Danza de Mar.


Mar de las Pampas


Al Norte de San Clemente del Tuyú vale la pena visitar la Reserva Natural Punta Rasa, donde las aguas del Río de la Plata desembocan en el océano Atlántico. En esta reserva se alojan miles de aves migratorias que hacen escala en su largo viaje desde el Hemisferio Norte. Muy cerca de allí, el Faro de San Antonio invita a subir con un elevador a la cima para ver el relieve de la Bahía de Samborombón y una panorámica de los balnearios cercanos. El complejo de termas marinas del Parque Bahía Aventura es único en el país por sus aguas medicinales que provienen del océano.

Desde el Area Técnica de la Dirección de Turismo de Pinamar, Marcela Goyeneche anuncia “nuevas ofertas en alojamiento, gastronomía y recreación, aumentos del 15 al 20% en alquileres de casas y del 15 al 25% en hospedajes, respecto de enero de 2010. Los paradores y balnearios de moda serán UFO Point, El Signo, El Más Allá y CR, con el spa de playa Hemingway, en Cariló”. La temporada se inaugurará a principios de enero, con la fiesta de Bendición de Aguas, con fuegos artificiales y espectáculos. Se anuncian el Festival de Jazz en el Mar, Conciertos en el Bosque (los jueves en Cariló) y un ciclo de conferencias de escritores.

Una alternativa más tranquila y familiar en el partido de Pinamar es Ostende. El Viejo Hotel Ostende –que aún funciona– es testigo de la lucha de los pioneros belgas contra los médanos, y del paso de visitantes ilustres como Antoine de Saint-Exupéry, Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares que situaron aquí su novela “Los que aman, odian”. Sobre la playa también se puede ver La Elenita, austera cabaña de madera que perteneció al ex presidente Arturo Frondizi, quien la levantó con sus propias manos en 1935.

Villa Gesell es el balneario preferido por los jóvenes. A las playas y los paseos por la avenida 3 y la Costanera se suman paseos guiados hasta el faro Querandí, el Pinar del Norte, Mar de las Pampas, Mar Azul y Las Gaviotas.


1. San Clemente del Tuyú
Es la playa más cercana a la Ciudad de Buenos Aires (320 km). En el oceanario Mundo Marino se destacan los espectáculos de orcas, delfines y lobos marinos. También se puede conocer una colonia de pingüinos, ver cómo nadan ballenas y delfines y visitar la Casa de los Hipopótamos. Además, buenas playas y exquisitos pescados en restaurantes del centro y del puerto. Otro imperdible es la cervecería, casa de té y tortas europeas Pequeña Zurich.
http://www.lacosta.gob.ar/


2. Pinamar
Pinamar es una ciudad jardín que ha crecido a la sombra de los árboles sobre el relieve sinuoso de los médanos. El paisaje armoniza lo urbano con lo natural. En las playas céntricas los balnearios palpitan al ritmo de la música, los torneos deportivos, los eventos y presentaciones de las grandes marcas. La zona de dunas vírgenes, con médanos de hasta 30 m de altura al norte de la ciudad, es un paseo imperdible en cuatriciclo o a pie. Es muy amplia la oferta de actividades deportivas, como paseos en 4x4, cabalgatas, sandboard, windsurf, polo en el complejo La Herradura y el golf en una cancha de 18 hoyos.
http://www.pinamar.gov.ar/


3. Ostende
Este balneario de playas anchas fue creado por los pioneros belgas Fernando Robette y Agustin Poli a principios del siglo XX. El diseño conserva avenidas diagonales y una avenida central que termina en un hemiciclo en la zona de playas. De aquellos tiempos se conserva la llamada Rambla de los Belgas, la Maison Robette –construida por uno de los pioneros– y el Viejo Hotel Ostende. http://www.pinamarweb.com.ar/


4. Cariló
Enmarcado por un bosque de pinos y eucaliptos, Cariló es el balneario más exclusivo de la costa argentina. Sus estrictos códigos arquitectónicos lograron armonizar las viviendas y comercios con su magnífico entorno natural. Las playas lucen agrestes, con tres balnearios y un parador. Aunque no tiene vida nocturna, Cariló es apta para la práctica deportiva, con una cancha de golf de 18 hoyos y un centro hípico. La oferta gastronómica incluye comida japonesa, alemana, italiana y mediterránea. Cariló tiene un centro comercial con una cuidada arquitectura, en sintonía con la naturaleza.
http://www.carilo.com.ar/


5. Villa Gesell
Un clásico para familias y grupos de jóvenes en busca de diversión. Además de las caminatas por la avenida 3 y la Costanera, un paseo imperdible es el que recorre la Reserva Cultural y Forestal Pinar del Norte, donde comienza la historia de la Villa de la mano de Carlos Gesell, quien logró domesticar los médanos de la zona. Además del paseo entre eucaliptos, acacias y pinos, aquí se puede conocer el Museo creado en la primera casa de fundador, con puertas orientadas hacia los cuatro puntos cardinales, para burlar al viento y la arena. Muy cerca de allí también se puede visitar el Museo de los Pioneros, el vivero y la segunda casa de Carlos Gesell, que funciona como centro cultural. Otro de los paseos recomendados es el recorrido en 4x4 o cuatriciclos hasta la Reserva Natural Faro Querandí. http://www.gesell.gov.ar/



6. Mar del Plata
Mientras La Perla, Bristol, Punta Iglesia, Playa Grande y los balnearios de Punta Mogotes mantienen su vigencia, playas más tranquilas y forestadas se suceden al sur, camino a Chapadmalal. A los clásicos paseos por la Rambla, el Casino, el puerto y el faro de Punta Mogotes, en la ciudad balnearia más importante del país se agrega una visita al Barrio de Los Troncos, cuyas mansiones de estilo europeo de fines del siglo XIX originaron la fama de “La Biarritz argentina”. El circuito pasa por el Centro Cultural Villa Victoria Ocampo, el Archivo Museo Histórico Municipal Villa Mitre, la Casa Los Troncos que dio origen al barrio y las calles Alem y Güemes, con restaurantes, comercios, bares y vida nocturna. También se puede recorrer el Circuito Stella Maris que incluye el Torreón del Monje, algunas villas pintoresquistas de principios de siglo, el Museo Castagnino, el Museo del Mar y la calle Güemes con sus restaurantes, bares y tiendas de marcas de primera línea. Los amantes de la naturaleza también cuentan con el bosque Peralta Ramos y Laguna y Sierra de los Padres. Con discos y pubs, las propuestas nocturnas esperan en la avenida Constitución.
http://www.turismomardelplata.gov.ar/



7. Miramar
A 45 km de Mar del Plata, las calles y avenidas de Miramar están diseñadas para que los niños sean protagonistas. Los balnearios del centro, entre los que se encuentran 9 de Julio, Playa Morena y Waikiki, convocan familias que se instalan desde temprano a disfrutar del sol. Las playas más tranquilas están en Frontera Sur, muy aptas para el sandboard. Es imperdible un paseo por el Vivero Dunícola Ameghino, con más de 500 ha de pinos y eucaliptos, senderos para caminatas, alquiler de caballos y fogones.
http://www.mga.gov.ar/


8. Necochea
Servicios muy completos, amplias playas y el Parque Lillo, ideal para recorrer a pie, a caballo, en bicicleta o en el Tren del Parque. En el parque se encuentran el Lago de los Cisnes, el Anfiteatro y el Museo de Historia, en una casona de la familia Díaz Vélez. La vecina Quequén ofrece el faro, las playas y el puerto. Vale la pena conocer las playas agrestes y enormes dunas de Costa Bonita, y tomar una excursión en 4x4 hasta los parajes del sur, surcados por médanos, naufragios y acantilados.
http://www.entur.com.ar/


9. Claromecó
Los balnearios del partido de Tres Arroyos (Claromecó, Reta y Orense) son ideales para viajeros en busca de tranquilidad. Claromecó es el más visitado, gracias a sus playas extensas y buena pesca. El paisaje combina mar, bosques, lagunas, ríos, arroyos y campo. Se pueden visitar el Faro de 1922, los bosques y lagunas de la Estación Forestal y las costas del arroyo Claromecó, con fauna autóctona y siete cascadas.
http://www.tresarroyosturismo.com/


10. Monte Hermoso
Aguas cálidas, en una de las pocas playas del país donde se puede ver la salida y la puesta del sol. Para visitar, el centenario Faro Recalada (de 1906), el Museo Naval y el balneario y laguna Sauce Grande, para hacer fogones, deportes náuticos y observar aves. Una excursión llega hasta el yacimiento arqueológico El Pisadero –a 6 km de la ciudad–, donde se hallaron huellas de pisadas humanas de 7 mil años de antigüedad.
http://www.montehermoso.gov.ar/

Clarin - Viajes
Fotos: Web

martes, 7 de diciembre de 2010

Las Galápagos de Perú


En la Reserva Nacional de Paracas y a pocos kilómetros de las míticas líneas de Nazca, este conjunto de islotes constituye uno de los ecosistemas marinos más ricos del mundo

Hace tres años, un terremoto seguido de un tsunami arrasó con todo. El maretazo, como dicen por acá, estrelló lanchones contra las casas, arremetió contra dos tercios de las construcciones y se internó hasta 200 metros tierra adentro.

Hoy quedan pocos vestigios de aquella pesadilla en Paracas, un pequeño puerto sobre el Pacífico, 260 km al sur de Lima. Los hoteles que quedaron reducidos a escombros han reabierto sus puertas, totalmente remodelados. También se inauguraron un par de resorts cinco estrellas, se reanudó y amplió la oferta de paseos, y el turismo retomó el impulso que venía experimentando antes del cataclismo.

Porque hasta estas costas áridas y ventosas llegaban, y llegan, visitantes de todos los rincones del mundo, curiosos por conocer uno de los ecosistemas marinos más raros y ricos que existen. Es precisamente en las islas Ballestas, un conjunto de islotes salpicados a 20 km de la bahía de Paracas, donde se concentran más de 200 especies de aves marinas, algunas provenientes de puntos tan lejanos como Cabo de Hornos o el Artico.

Así, sobre las rocas de granito se apiñan cormoranes, pelícanos, zarcillos (símbolo de las islas, deben su nombre a las dos plumitas que cuelgan al costado de la cabeza, cual par de aretes) o piqueros. Este último, llamado así porque se lanza como flecha al mar en busca de alimento, es también el pájaro guanero por excelencia.

El guano es el excremento de aves marinas y un cotizado fertilizante natural, además de haber sido uno de los principales productos de exportación de Perú en el siglo XIX, hasta tal punto que fue un detonante de la Guerra del Pacífico (por la negativa de compañías chilenas a pagar un impuesto sobre el guano). Se dice además que las islas Ballestas perdieron 30 metros de altura cuando se extrajeron millones de toneladas de este peculiar abono para despachar a Europa y Estados Unidos, a mediados de 1800.

Lo cierto es que hasta el día de hoy las aves siguen depositando lo suyo en estos enclaves, y se puede ver a los trabajadores que aún extraen el guano de manera artesanal, cargando los enormes sacos o costales en botes de madera. Por suerte, la recolección está confinada a un puñado de islotes, de modo que el olor acre y penetrante que de repente invade el aire dura apenas unos minutos.

Pero además de la variedad de aves, sobre las curiosas formaciones rocosas -que incluyen túneles, bóvedas y cuevas naturales- también retozan cientos de lobos marinos, focas y pingüinos de Humboldt, entre otras especies que conforman el gran atractivo ecoturístico de la zona (ni hablar de los delfines que muchas veces acompañan a los saltos y piruetas las embarcaciones de turistas, para deleite de los pasajeros).


Tan rica es la vida en esta bahía -en gran parte debido a las corrientes frías de Humboldt, que llenan las aguas de plancton y microorganismos- que a las islas también se las conoce como las Galápagos de Perú.

Por esa razón son un área protegida donde está prohibido desembarcar, y hay que conformarse con mirar desde las lanchas las manadas de lobos marinos que aúllan, gruñen y se pelean y, en fin, terminan haciendo el show del día.

El bonus del paseo hacia las islas está en el llamado Candelabro, un geoglifo de 130 metros trazado en la arena calcárea de un acantilado, que puede verse claramente sin bajarse de la lancha.

Hay decenas de versiones sobre el origen de este dibujo (que sí, se parece a un candelabro), desde que fue trazado por habitantes de la cultura Paracas, 500 años antes de Cristo, hasta que es obra de navegantes antiguos y piratas (que lo habrían usado para guiarse en los mares), pasando incluso por las fuerzas de San Martín (según esta versión, se trataría de un símbolo masón). Y, por supuesto, nunca faltan las teorías sobre seres extraterrestres. Las mismas que hablan de una extraña y misteriosa conexión entre El Candelabro y las más famosas líneas de Nazca, a menos de 200 km.


La Loca de la Escoba
Las hemos visto cientos de veces estampadas en remeras, gorritos, afiches y cuanto producto de merchandising pueda imaginarse. Las más conocidas son El Mono, El Colibrí, La Ballena, La Araña o El Astronauta, aunque las figuras registradas hasta el momento suman más de 300.

Las míticas líneas de Nazca ahora pueden visitarse volando en avionetas Cessna desde el aeropuerto de Pisco, a sólo 15 km de Paracas, en un viaje a todas luces más corto que si se sale de Lima (el trayecto por la ruta Panamericana, además, no es particularmente un parque de atracciones).

Y cuando, después de sobrevolar durante 40 minutos una sucesión de nubes y dunas y más nubes, aparece finalmente el primer geoglifo, hay que ver cómo sobrevienen los ¡ah! y ¡oh! de los poquitos pasajeros que caben dentro del avión. Porque no es lo mismo apreciar este espectáculo en un documental o en una foto -por poner el ejemplo más cercano- que, desde luego, presenciarlo en vivo y en directo. Y aunque algunos puedan sentirse mareados por los giros e inclinaciones que hace el piloto (para que los pasajeros de ambos lados de las ventanillas puedan ver unos 15 dibujos), la experiencia es de esas que difícilmente pueden olvidarse.

Lo asombroso es que estas extrañas zanjas, algunas realmente gigantes (El Alcatraz y El Loro, por ejemplo, miden 200 metros cada uno), sólo pueden ser observadas en su integridad desde el aire, lo cual ha despertado todo tipo de interrogantes.

Es que sobre el origen de las imágenes, descubiertas en 1927 y Patrimonio de la Humanidad desde 1994, aún se sabe poco. La tesis científica de más peso -no vamos a perder tiempo con las versiones esotéricas que siguen circulando- dice que se trataría del calendario astronómico más grande del mundo, y una de las más tempranas manifestaciones de matemática y física avanzadas. Habría sido realizado por la cultura nazca entre los años 300 antes de Cristo y 700 de esta era, y en su construcción se utilizaron herramientas rudimentarias como cuerdas y estacas.

Esta fue la explicación que impulsó la investigadora alemana María Reiche, que consagró su vida al estudio de este enigma grabado en el suelo. La Loca de la Escoba, la llamaban, porque a principios de los años 40 se instaló en el desierto equipada con una cinta métrica, una brújula, una escalera de mano y una escoba. Con esta última barrió hasta el cansancio la arenilla que cubría las líneas, al tiempo que convencía al gobierno para que restringiera el acceso público al área.

"Tengo definida mi vida hasta el último minuto de mi existencia: será para Nazca. El tiempo será poco para estudiar la maravilla que encierran las pampas, allí moriré", confesó Reiche, también llamada la Dama del Desierto, y cumplió con su palabra. Murió en 1998, cuando las líneas habían sido descubiertas y admiradas por el mundo, en gran parte gracias a su incansable trabajo y dedicación.




DE FLAMENCOS, PLAYAS Y BANDERAS
Dicen que el General José de San Martín se inspiró en los flamencos de Paracas para crear la bandera peruana, tras notar el intenso color rosado de estas aves que, con sus alas desplegadas, dejaban ver una franja blanca en el centro. De hecho, aquí se celebra cada septiembre el desembarco del prócer argentino.

La Reserva Nacional de Paracas, donde abundan las bandadas de flamencos, fue creada en 1975 en uno de los puntos más desérticos de la costa peruana, y es la única área marítima protegida del país.

Tiene una extensión de 335.000 hectáreas, de las cuales 200.000 están en el océano Pacífico. En tierra, playas de arena brillante y mares tranquilos como La Mina, Yumanque, Playón o Lagunillas son las preferidas por los limeños que visitan la zona para practicar deportes como windsurf, kitesurf y sandboard.


DATOS UTILES
Paseo a las islas
Paracas está 260 km al sur de Lima. El paseo en lancha a las islas Ballestas cuesta US$ 28 por persona, dura 2 horas y tiene dos salidas diarias, a las 8.20 y a las 10.20.

En lancha privada, el costo es de US$ 270 por hora.

Dónde alojarse
Hotel Paracas: de 5 estrellas, una habitación superior Garden View, tarifa mostrador, es de US$ 365 la noche, en base doble (impuestos incluidos).
http://www.libertador.com.pe/en/2/1/5/paracas-hotel

Líneas de Nazca
El sobrevuelo en avión privado Cessna Grand Caravan 2008 cuesta US$ 250 por persona.

En internet
www.promperu.gob.pe

Teresa Bausili (Enviada especial)
La Nación - Turismo
Imagenes: Web