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lunes, 13 de septiembre de 2010

Chocolate: Divino regalo


El regalo de Quetzalcoatl a Moctezuma dio la vuelta al mundo, donde cada país lo transformó según sus costumbres y lo enriqueció con nuevos saberes y recetas. Hoy el chocolate invita a una recorrida golosa por algunos destinos que lo ponen en el centro de sus atractivos turísticos y gastronómicos.

Dice un proverbio mexicano que “la vida sin chocolate no es vida”. Bien lo sabrán los herederos de Moctezuma, el destinatario del divino regalo que hoy se consume en todo el mundo y de las formas más variadas: líquido y en taza, como manda la tradición, pero también en barra, con leche, con frutos secos... y hasta con oro. A lo largo de los siglos, el chocolate llegó a los lugares más remotos del mundo, y sin importar los cambios de clima o latitud fue adoptado con fruición e imaginación innovadora. Por eso hoy se pueden visitar algunas fábricas y chocolaterías cuyos productos son emblemáticos de los países más diversos, aunque todos nazcan de las mismas coloridas vainas del cacao.

RAMAS DE BARILOCHE
En nuestro país estamos tan acostumbrados a verlo “de toda la vida” que ya no nos parece una rareza, pero a los recién llegados siempre les llama la atención el tradicional chocolate en rama de Bariloche. Blanco o con leche, sus bastones arrugados como auténticas ramitas de árbol son uno de los productos más populares de la ciudad que, gracias a la influencia suiza y centroeuropea, se convirtió en la capital argentina del chocolate. Cuenta la tradición que, como otros inventos populares, nació de casualidad, cuando a Aldo Fenoglio se le cayó chocolate en la mesa por accidente y, para ensuciar menos, no lo levantó sino que lo dejó secar y luego lo raspó con una espátula. Ya convertido en tradición, el proceso se puede ver en las vidrieras de Bariloche, y también en algunas de Buenos Aires, donde los maestros chocolateros acumulan las ramas con maestría. En la ciudad rionegrina, además de las muchas y tentadoras chocolaterías artesanales del centro, se puede visitar el Museo del Chocolate de la Avenida Bustillo, donde se muestra paso a paso el método de elaboración.

CHOCO BRASIL
Vitoria, la capital del estado brasileño de Espíritu Santo –al norte de Río de Janeiro– se levanta sobre una isla frente al continente, unida con el municipio continental de Vila Velha a través del puente Terceira. La ciudad es interesante como punto de partida para conocer el parque estatal de Pedra Azul, los pueblos de Domingos Martins y Venda Nova do Inmigrante, y el circuito histórico-religioso del centro. Pero también porque aquí se levanta, entre las casas bajas de Vila Velha, una fábrica cuyos productos son bien conocidos para los paladares argentinos: la de chocolates Garoto, fundada en 1929 por el inmigrante alemán Heinrich Meyerfreund. Hay visitas guiadas (en horarios a consultar) por la fábrica, que durante la recorrida permite tomarse algunas fotos con muñecos gigantes de algunos personajes de Garoto. Finalmente, se pueden comprar en el negocio algunos de sus productos más tradicionales y también otros que no siempre llegan a las cajas de exportación, como los deliciosos bastoncitos de chocolate con sabor a dulce de leche y las canastitas especiales de la época navideña.

DELICIA SUIZA
Los expertos aseguran que el chocolate amargo es el más puro y beneficioso, el que aprecian los auténticos conocedores. Pero en todo el mundo son legión quienes agradecen a Henri Nestlé el invento del chocolate con leche, un exquisito placer muy a la suiza. Este invento, junto con el chocolate con avellanas y la máquina para mezclar cacao y azúcar, hicieron del país alpino uno de los más refinados productores del mundo.

En Broc, cerca de Friburgo, se visita la fábrica de Cailler, la marca más antigua de Suiza, que tiene unos dos siglos de historia. El establecimiento se levanta, junto a un museo, en el sitio que eligió el nieto del fundador, Alexandre-Louis Cailler, para estar cerca de las granjas productoras de leche fresca. Paso a paso, se puede conocer allí toda la historia de la industrialización del chocolate, y naturalmente se termina con una degustación que es un auténtico imán para los aficionados al fruto de los dioses. También en Vevey se puede conocer una chocolatería famosa: se trata de Poyet, especialista en pralinés, bombones... y en los zapatos de Charlie Chaplin, un residente famoso de la ciudad. Y quien quiera dar un paso más allá, puede iniciarse en los secretos y técnicas del chocolate en la casa Dürig de Lausana, que sólo trabaja con productos de alto tenor en cacao y permite realizar un taller para llevarse a casa un chocolate hecho con las propias manos. Por si fuera poco, Suiza ofrece tomarse de mayo a octubre el Tren del Chocolate, que con sus vagones de la Belle Epoque recorre el trayecto de Montreux a Gruyères y Broc.

EL CACAO DE MARIA ANTONIETA
En el corazón de la Rive Gauche parisiense, un precioso local de majestuosa insignia, exhibe con orgullo el emblema de Chocolats-Debauve et Gallais. La vidriera es una sucesión de tentaciones: bombones del chocolate elaborado a partir del cacao más puro, rellenos con tentadoras ganaches, llaman poderosamente la atención de la vista y el gusto. El visible aire noble se explicita en una placa en el frente que reza, junto a una flor de lis: “Casa fundada en 1800. Debauve et Gallais. Proveedores oficiales de los antiguos reyes de Francia”. Todo empezó con el farmacéutico de Luis XVI, Sulpice Debauve, que inventó unos medallones de chocolate llamados pistoles (monedas) a pedido de María Antonieta, para sortear el disgusto de la reina a la hora de tomar remedios de dudoso sabor. Años después, cuando la guillotina ya había hecho estragos entre la aristocracia, Debauve se asoció con su sobrino Jean-Baptiste Gallais y abrió su primera chocolatería, pronto famosa en Alemania, Inglaterra, Italia y Suiza. Todavía hoy, en manos de la familia Poussin, heredera de los fundadores, Debauve et Gallais elabora artesanalmente las pistoles de María Antonieta, uno de los iconos de su vidriera, a partir de cacao de Colombia, Venezuela, Guatemala, Costa Rica y las islas caribeñas.

BESOS DE CHOCOLATE
Un célebre cuadro de Francesco Hayez que retrata a una pareja besándose inspiró igualmente célebre caja de bombones Baci, de Perugina. Es decir, besos de chocolate, con corazón de avellana, siempre acompañados por papelitos satinados con frases que oscilan entre lo romántico y lo kitsch. Hace tres años, para celebrar el centenario de la marca, se fundó la Casa del Chocolate Perugina, que incluye un Museo del Chocolate donde se cuenta la historia del producto y de la empresa, una fábrica de chocolate que permite asistir a la fabricación de los famosos bombones, y una escuela de chocolate, donde cada visitante puede realizar sus “baci” personalizados y aprender a confeccionar otros dulces con la exquisita materia prima de Perugina. Todo el complejo está en el distrito San Sisto de Perugia, en el centro de Italia.

Siempre en Italia, también Turín está considerada como la ciudad del chocolate. Una tradición que nació en 1560, cuando Emanuele Filiberto de Saboya hizo servir simbólicamente a la ciudad una taza de humeante chocolate para celebrar el establecimiento de la capital ducal. Con el tiempo nació el Bicerin, una bebida caliente a base de café, cacao y crema de leche, y en el siglo XIX se inventó un sistema que mezclaba cacao, vainilla, agua y azúcar para transformar el chocolate en tabletas sólidas. El producto estrella de Turín es hoy el gianduiotto, que une el cacao con la avellanas de la región de Langhe, envuelto en un tentador papel dorado. La ciudad y sus alrededores son el mayor centro italiano de elaboración de chocolate, con una producción anual de 85.000 toneladas (el 40 por ciento del total nacional), realizada en conjunto por las grandes industrias y las pequeñas casas artesanales. Todos los años se realiza una kermesse del chocolate, con fiestas, degustaciones y eventos, llamada CioccolaTò, y es posible también probar las mejores producciones en los locales históricos gracias al ChocoPass, que permite 22 degustaciones en tres díasz

DATOS UTILES
  • Museo del Chocolate: Avenida Bustillo 1200, Bariloche. Tel. (02944) 439204. En temporada alta, lunes a domingo de 10 a 20. Visitas guiadas a partir de las 10 de la mañana, www.museodelchocolate.com.ar
  • Chocolates Garoto: Central de Visitas, Tel.: + (27) 3320-1709. Entrada: 10 reales. Informes en visitas@garoto.com.br
  • Maison Cailler: Rue Jules Belelt 7, Broc. Informes: +41 (0)269215151, e-mail broc.visites@ch.nestle.com. Entrada gratuita, abierto de 9.30 a 16 www.cailler.ch
  • Confitería Poyet: Rue du Théatre 8, Vevey. Informes al +41 (0)219213737 www.confiseriepoyet.com
  • Dürig Chocolatier: Avenue d’Ouchy 15, Lausana. Informes: info@durigh.ch; www.durig.ch
  • Debauve et Gallais: 30 Rue des Saints-Pères, París.
  • Casa del Chocolate Perugina: Via San Sisto 42, San Sisto (Perugia), www.perugina.it

Graciela Cutuli
Pagina 12- Turismo

1 comentario:

Anónimo dijo...

Thank you, that was extremely valuable and interesting...I will be back again to read more on this topic.