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domingo, 28 de noviembre de 2010

Con los pies en Sri Lanka

Los Tuc Tuc

Para contarles sobre nuestro día en Colombo, es válido hacer una aclaración: esta ciudad no es un lugar turístico. Las guías cuentan que los visitantes directamente se la saltean y los locales aconsejan lo mismo.

Fue una experiencia muy diferente a la de los demás puertos donde veníamos acostumbrados a entender carteles y menúes, y donde muchos locales manejaban el inglés. Sri Lanka recién ahora se está abriendo al turismo. Sin embargo, la experiencia de comunicación con los que no hablaban inglés, me resultó mucho más genuina que en otros lugares.

Ni bien salimos del puerto y dimos dos pasos, aparecieron los Tuc Tuc (las motitos – taxi de tres ruedas) como si tuvieran todas un radar para detectarnos. Algunos ofrecían una recorrida de una hora por 5 dólares.

Lo primero que queríamos hacer era ir a desayunar para seguir con la tradición. Nos metimos en un lugar del tipo “Comida al paso”. Nos sentaron en una mesa con otros dos chicos. Les pregunté cómo se decía “gracias” y me enseñaron “Nan ri” y “Estuti”. También me señalaron que la jarra de agua no era para tomar, sino para verter el agua en el bowl y lavase las manos antes y después de comer.

Los chicos eran muy tímidos, por eso no puede entablar mucha conversación, pero por supuesto cuando les dije “Argentina”, sonrieron y mozo dijo “¡Maradona!”.

Como no teníamos idea del menú que estaba escrito en un cartel, el mozo lo resolvió según su criterio. Nosotros, agradecidos, aunque terminamos comiendo curry con nan de desayuno y dos licuados. Todo por 3 dólares.

El día siguió bastante mal: nos perdimos intentando ir a Pettah, el mercado de la ciudad. Y caminamos por 45 minutos al rayo del sol, por una zona portuaria, como si fuera caminar por atrás de Retiro, con muchos camiones de carga y tránsito pesado.

Hasta que nos dimos por vencidos y tomamos un Tuc Tuc (hay que negociar el precio antes). El primero se daba cuenta que estábamos perdidos pero nosotros nos dábamos cuenta que el precio que nos pedía era más que el doble del precio turista. Mientras negociábamos con él, ya teníamos uno atrás esperando por las dudas, y ese fue el que nos llevó por 2 dólares, un precio razonable, pero “caro” para un local.

Andar en Tuc tuc es como comprarse el mejor souvenir. Es impresionante como van entre el tráfico y se meten en todos lados, aunque la mayoría están destartalados y es inevitable tener un poco de miedo ante las intrépidas maniobras.

Pettah es un mercado con todo lo caótico de los mercados, pero no tiene muchas notas pintorescas, salvo por los coloridos saris de las mujeres que van y vienen y las telas de todo tipo de algunos puestos.

Desayunando

Por estas calles nos pararon dos veces. Uno que nos empezó a seguir, cuando paramos en un kiosco. Hablaba muy bien inglés. Nos decía que nos quería acompañar “de onda” porque trabajaba en un barco y estaba de vacaciones por tres meses. Podría ser cierto o no, pero al rato empezó a señalarnos dónde teníamos ir para llegar a un templo, que de casualidad estaba en camino de una tienda de saris que nos recomendaba con sospechosa insistencia.

Después vino otro señor, un poco más directo, que se ofrecía como guía voluntario (lo cual implica que al finalizar el recorrido le teníamos que pagar). Éste nos mandaba para otro templo, en la dirección opuesta.

Pasamos también por el mercado de frutas, que son unos galpones grandes con puestos de verduras, frutas, carne, pescado seco y granos. Sobre este lugar en particular voy a hacer un post aparte. Claramente, el mercado es un lugar de locales y para locales, y me dio la sensación de que no están muy acostumbrados a los turistas. Todos eran muy simpáticos y varios me pidieron que les sacara una foto.

Por la tarde hicimos una parada en un Shopping, ya en otra área de la ciudad, un poco más residencial y cerca de los hoteles internacionales. Como un típico “no lugar”, podría ser un lugar más en cualquier lugar del mundo. Pero había aire acondicionado y sirvió para descansar. Con las energías repuestas hicimos un paso rápido por el lago Beira, donde hay un pequeño templo.

Después nos fuimos al templo Gangaramaya: una mezcla de budismo, con hinduismo, con estatuas de poses de santos cristianos y muchos objetos kitch.

En este alejado lugar, la camiseta de Messi

Me entusiasmé tanto sacando fotos, que nos perdimos el imperdible atardecer en Galle Face Green, la rambla. Vimos un sol rojo inmenso, entre los edificios mientras íbamos a toda velocidad en el Tuc tuc. Aunque sea llegamos para el último minuto antes de que se hundiera en el mar.

El día terminó con el espectáculo del mar y el cielo más amarillo que vi en mi vida. Nunca había visto un juego de luces semejante.

Los chicos corrían por todos lados, pedían helados, barriletes y juguetes luminosos. Las chicas coqueteaban caminando de una punta a la otra. Había algunas vestidas con saris, había mujeres completamente cubiertas, había familias haciendo pic-nic y militares armados controlando, como en toda la ciudad.

Me dejé llevar por el entusiasmo del atardecer y me animé a probar unos snacks locales. El de camarones me lo sirvieron en una hoja A4 impresa ¡muy rico!. Pero el mango con chili, servido en una bolsita de nylon, era tan picante que no lo puede comer.

Pensé que era un domingo, pero no, era día de semana. Nadie estaba vestido para nosotros, éramos transparentes. El clima estaba perfecto, y las luces se iban encendiendo. Parecía un cuadro de las vacaciones, y por un momento me olvidé de los sufrimientos de Sri Lanka. Disfrutamos el fin del día tanto como todos los que estaban ahí.

Puesta del sol

Cosas que me llamaron la atención:
•Hay militares armados por toda la ciudad. Vimos varias inspecciones de autos y sobre todo de camionetas. Había muchos militares muy jóvenes

•“Si” y “No” son al revés: Para decir “si”, se hace el mismo gesto que usamos nosotros para decir “no”. Y lo mismo con el “no”: ellos usan el gesto del “si”

•Las mujeres usan paraguas de lluvia para cubrirse del sol

•En algunos supermercados los productos, sobre todo los de limpieza y cuidado personal, venían en tamaños muy pequeños, mucho más que el tamaño pequeño estándar de los productos en Argentina

•El deporte nacional de Sri Lanka es el Críquet y despierta pasiones como el fútbol

Ana Deveaux
Licenciada en Comunicación Social
Blog: La vuelta al mundo en 86 días - Diario La Nación
Desde el Peace Boat para enseñar y aprender, conocer distintas partes del mundo, vivir aventuras y promover una cultura de paz.

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