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martes, 17 de mayo de 2011

EE.UU - California: 36 horas en Los Angeles City

Ciudad de los Angeles

En la costa oeste de los Estados Unidos, la meca de la industria cinematográfica tiene un barrio japonés por descubrir, muchas ofertas de moda y una renovación que invade la zona céntrica.

Su extensión, su escala, todo ese tiempo en la autopista hacen que, para muchos, Los Angeles sólo sea un placer adoptivo. Pero no pasa eso cuando se visita el centro. Similar a Nueva York en su densidad y mezcolanza, el centro, arruinado desde hace mucho, se ha convertido en un destino accesible y amigable para los turistas durante los últimos años. Los “angelenos” se desplazan en masas, y realmente caminan muchísmo.

El inmenso complejo de entretenimiento L.A. Live es uno de los principales responsables de este cambio, pero los bares clásicos tipo estudios y los imaginativos restaurantes que parecen abrir casi cada tres días también son parte de esta resurrección. Skid Row y los amontonamientos de campamentos de vagabundos no han desaparecido por completo, y el ambiente sórdido sigue variando de una cuadra a otra. Pero esta parte de la ciudad está viva otra vez, bajo formas que tienen sentido incluso para un foráneo.

Chung King Road, un callejón peatonal del barrio chino adornado con lámparas

Viernes, 4 pm. Avance paso a paso
El Paseo de Arte Céntrico –una bonanza de fiesta callejera que atrae a miles de parranderos el segundo jueves de cada mes– es una forma de experimentar el robusto paisaje artístico del área. Pero en cualquier momento se podría encarar el recorrido artístico propio, y se debería hacer. Seducidas por alquileres bajos, un número de impresionantes galerías se han arraigado aquí, muchas en Chung King Road, un callejón peatonal del barrio chino adornado con lámparas. Para empezar: The Box (977 Chung King Road; theboxla.com), Jancar Gallery (961 Chung King Road; jancargallery.com), Charlie James Gallery (975 Chung King Road; cjamesgallery.com) y Sabina Lee Gallery (971 Chung King Road; sabinaleegallery.com). Las muestras son íntimas y ocasionalmente provocativas, exhibiendo una amplia gama de autores contemporáneos: William Powhida, Orly Cogan y otros. La mayoría de las galerías permanecen abiertas hasta las 6 pm; los viernes, Jancar cierra a las 5.

Museo Grammy

7.30 pm. Lo más radiante
Ya sea para ver un juego de los Lakers, visitar el Museo Grammy o asistir a un concierto en el Nokia Theater, siempre hay algo llamativo que hacer en el monstruo deportivo y de entretenimientos que es el L.A. Live (800 West Olympic Boulevard; 213-763-5483; lalive.com), que abarca casi 11 hectáreas y cuya construcción costó 2.500 millones de dólares. Sólo caminar la Plaza Nokia (de estilo Tokio) es divertido, gracias a los 6.600 metros cuadrados de anuncios en pantalla LED. En su periferia se aglutina una gama de restaurantes y bares, pero, como sucede con Times Square, muchos visitantes simplemente prefieren caminar por esta gigantesca zona peatonal, intentando ver un poco de todo.


Gorbals

10 pm. Bocado nocturno
Gorbals (501 South Spring St.; 213-488-3408; thegorbalsla.com) es una de las opciones más fantásticas –y raras, vamos a decirlo– para cenar en el centro. Su dueño y chef, que alguna vez ganó el premio “Top Chef”, es parte escocés y parte israelita, y sus mezcolanzas híbridas son excelentes. Mi poutine banh mi fusionó lo québécoise y vietnamita en formas criminalmente descuidadas hasta ahora. ¿A alguien se le antojan albóndigas matzo enrolladas con panceta? Los platos chicos valen entre 6 y 16 dólares. Este restaurante casual está escondido en el vestíbulo del viejo Alexandria Hotel, un sitio histórico desgastado, aunque encantador, donde Bogart, Chaplin y Garbo alguna vez caminaron sus salas.

Nickel Diner

Sábado 9 am. Sobre el “Nickel”
Las roscas fritas con miel de arce y panceta destacan en el menú del desayuno en el nuevo pero eterno Nickel Diner (524 South Main St.; 213-623-8301; nickeldiner.com). El resto es comida regular casi toda bien presentada; entre 7 y 10 dólares por plato. Lo notable es su ubicación –hasta hace poco, esta cuadra era una de las más notorias de Skid Row–. Es un testamento de la resurrección céntrica que la intersección de las calles Main y Fifth (de ahí “Nickel”) ahora sea casa de un sitio donde la gente hace fila para esperar una mesa.

En el distrito de la moda

10.30 am. Buena ropa
El Distrito de la Moda, de cien cuadras, mezcla impecablemente lo fino y lo barato. Aunque muchas tiendas únicamente venden al mayoreo, aun así se puede encontrar una amplia selección de ropa de diseñador con grandes descuentos, telas y accesorios. Las desordenadas tiendas y almacenes de las calles Ninth y Los Angeles son un buen sitio para empezar (no dude en regatear). Y no se pierda el callejón Santee Alley, más populachero (thesanteealley.com), donde lo barato se topa con lo raro en una forma cabalmente de Los Angeles. En este caótico bazar al aire libre, vigorosos vendedores ofrecen a los cuatro vientos lo impresionante (bolsos de mano perfectos y espectaculares) y lo raro (ranas de juguete adornadas con insignias de bandas). Si busca una expedición más organizada al Distrito de la Moda, Christine Silvestri, de Urban Shopping Adventures (213-683-9715; urbanshoppingadventures.com), organiza correrías de tres horas, personalizadas según su agenda particular y con radar interno para las mejores ofertas; los recorridos cuestan 36 dólares por persona, con un mínimo de dos.

Filarmónica de Los Angeles

1 pm. Arquitectura accesible
La llegada del director Gustavo Dudamel a la Filarmónica de Los Angeles ha atraído nuevo público a la sinfonía, pero la Sala de Conciertos Walt Disney (111 South Grand Ave.; 323-850-2000; laphil.com) –la celebración deconstructivista de Frank Gehry a todo lo grande, curvilíneo y brillante– merece una visita aun sin boleto de entrada. Traiga comida para un día de campo y suba por la semioculta escalera externa que lleva a un oasis de jardín de azotea con excelentes vistas de la ciudad. La mayoría de los días hay disponibilidad gratuita de recorridos guiados y opciones de caminata propia con ayuda de audio. Revise primero los horarios (musiccenter.org/visit/tours.html), para evitar sorpresas.

Lazy Ox Canteen

7 pm. Huesos lazy
Desde 2010, Lazy Ox Canteen (241 South San Pedro St.; 213-626-5299; lazyoxcanteen.com), en Little Tokyo, ha sido el tipo de “gastro pub” oculto que a la gente le gusta insistir que es el mejor de la ciudad. Casual y bullicioso, el extenso menú del bistró cuenta con exquisiteces aventureras, desde patas y orejas crujientes de cerdo hasta salpicón de cuello de cordero. Se dificulta identificar la cocina con un origen específico, pero es evidente su propensión a la comida confortable bien definida centrada en la carne. Ordene varios platos chicos, la mayoría de entre 7 y 15 dólares.

Redcat Theater

8.30 pm. Un espectáculo
Si se va al centro en busca de un espectáculo, es probable que termine la búsqueda en el desparramado L.A. Live. Pero un puñado de escenarios más chicos ofrece alternativas más raras. Redcat Theater (631 West Second St.; 213-237-2800; redcat.org) presenta todo tipo de funciones experimentales –un sábado reciente hubo una función de teatro, danza, marionetas y música en vivo de una colaboración de arte eslovena-letona–. Club Mayan (1038 South Hill St.; 213-746-4287; clubmayan.com; 12 dólares la entrada antes de las 22.30 y 20 dólares después), que la mayoría de las noches es un adornado y viejo salón de baile, ocasionalmente auspicia eventos locos como Lucha VaVoom, que combina lo burlesco y la lucha libre. Y Smell (247 South Main St.; thesmell.org; 5 dólares la mayoría de las noches), un espacio agradablemente oloroso y desprolijo, está administrado por voluntarios y presenta grupos muy chicos circundados por adolescentes que se mecen al ritmo de la música.

Seven Grand

10.30 pm. Beber como antes
¿Era Los Angeles un paraíso durante la Ley Seca, esa vieja prohibición de beber alcohol? No hay necesidad de adivinar, gracias a un montón de bares nuevos decorados con estilo retro, que explotan la historia de la ciudad. Desde elegantes tabernas clandestinas (The Varnish; 118 East Sixth St.; thevarnishbar.com) hasta plantas eléctricas remodeladas con onda chic (Crocker Club; 453 South Spring St.; 213-239-9099; crockerclub.com), estos espléndidos antros decorados en forma imponente. Y los cócteles deliciosos y artesanales son tan abundantes como podría esperarse, la mayoría en el rango de 9 a 14 dólares. Los pulcros también disfrutarán el ostentoso Seven Grand (515 West Seventh St.; 213-614-0737; sevengrand.la), mientras que para los desalineados será mejor La Cita Bar (336 South Hill St.; lacitabar.com).

La Plaza Bambú

Domingo, 9 am. Diamante en bruto
La Plaza Bambú no es tan elegante como su nombre, pero en el segundo piso de este descuidado centro comercial del barrio chino se encuentra Empress Pavilion (988 North Hill St., local 201), la oscura meca que sedujo a los “angelenos” desde mucho antes de la resurrección del centro. El vasto salón comedor tiene todo el atractivo de una sala de conferencias de hotel, pero siempre hay mucha gente y lo justifican el har gow de camarones, los emparedados de cerdo y docenas de especialidades, de 2 y 5 dólares la pieza.

Museo de Arte Contemporáne

11 am. Arte grande
Siendo parte de esa rara casta de gente que ha pasado de dueño de galería a director de un espacio de arte, Jeffrey Deitch ha estremecido (e irritado) a los críticos desde que el año pasado tomó el mando del estimado Museo de Arte Contemporáneo. La colección se renovó, incluyendo obras de Rothko, Oldenburg, Lichtenstein y Rauschenberg. El museo tiene tres sedes, pero en el centro está la principal (250 South Grand Ave.; moca.org).

Chris Colin
The New York Times / Travel
Fotos: Web

sábado, 7 de mayo de 2011

En bicicleta por el suburbio negro de Johannesburgo


Hostel Lebo´s Soweto Backpackers, fue el precursor de los tours en bicicleta

Soweto, el antiguo gueto negro de la ciudad de Johannesburgo, se ha convertido en una atracción turística para cientos de visitantes que cada mes recorren su calles y barrios en bicicleta.

Al igual que las favelas de Río de Janeiro y San Pablo, o las villas en Buenos Aires, Soweto se ha convertido en una conección con la realidad de Sudáfrica, donde 1,8 millón de familias viven en asentamientos informales, medio millón no dispone de agua en sus casas y 360.000 no tienen acceso al agua potable.

Casa de Nelson Mandela

Según la agencia Soweto Tours, 2.700 turistas se acercaron a la casa museo de Nelson Mandela, o a la residencia de Desmond Tutu. Las visitas también incluyen un paseo por las casas de chapa y madera y las tabernas ilegales donde se sirve cerveza tradicional. El hostal Lebo's comenzó a realizar visitas guiadas en bicicleta durante la Copa del Mundo de fútbol, realizada en junio del año pasado. Actualmente otros dos albergues ofrecen este servicio que atrae a unos doscientos turistas al mes.

«Elegí el tour en bicicleta en vez del autobús», explicó una turista inglesa. «Espero que no piensen que estamos aquí para mirarlos como si fueran una atracción», afirmó otra de las turistas.

Mercado

Los habitantes de Soweto se esfuerzan por agradar a los visitantes y despojarse de la etiqueta del gueto. «Necesitamos más turistas, porque eso nos da otro conocimiento, otras experiencias para mantener este país unido», explicó el cliente de un bar junto al museo de Mandela.

«Los turistas tienen que saber que Soweto es seguro; nadie te dirá que le han robado cerca del museo de Mandela», asegura el propietario del bar, pese a tener un cartel en su puerta que prohíbe llevar armas. «Es impresionante ver el cambio en comparación a cómo solía ser Soweto», explica el guía Solomon Makgatho frente al monumento en memoria de Hector Pieterson, el niño asesinado en 1976 por la Policía durante las protestas que encendieron la mecha de la lucha antiapartheid.

Cuatro millones de personas viven actualmente en Soweto, el asentamiento negro más grande de Sudáfrica, una de las zonas más pobres de la ciudad, con casi la mitad de la población desempleada, seis asesinatos al mes, una violación diaria y cuatro atracos con violencia cada 24 horas.
Soweto

Las grandes torres de una antigua central térmica marcan la posición de Soweto, acrónimo de South Western Township (poblado del sudoeste), erigido en 1963 por el Gobierno del apartheid a una hora de Johannesburgo para confinar a la población negra. Allí vivió el expresidente Nelson Mandela cuando fue liberado en 1990 por el Gobierno aperturista de F.W. de Klerk y el arzobispo y premio Nobel Desmond Tutu mantiene aún hoy su residencia en el asentamiento.

Diario Ámbito Financiero - Suplemento Ámbito del Placer
Fotos: Web