• Quilmes - Buenos Aires - Argentina

sábado, 1 de agosto de 2009

Cazadores de eclipses


Cada vez son más los aficionados a ver cómo se oculta el sol detrás de la luna en diferentes confines del planeta. También, las agencias que ofrecen viajes para disfrutar del espectáculo

El 22 de julio, el eclipse total de sol más largo del siglo XXI oscurecerá el cielo en una estrecha franja de las masas terrestres de Asia y el océano Pacífico. Un disco negro del más allá reemplazará al sol durante casi seis minutos y medio, y desde la India, pasando por China hasta el mar de la costa meridional del Japón, los aventureros embelesados se aglutinarán para verlo. Y yo no perdería la oportunidad de ser uno de ellos.

Mi primer eclipse total de sol fue en Hungría en 1999, apenas pasado el mediodía de un claro día de verano. Mi amigo Tamás y yo estábamos visitando a sus padres en Zánka, un pueblo a orillas del lago Balatón, y cuando se acercó el momento estábamos de pie, charlando en el patio, expectantes, pero ahora me doy cuenta de que no estábamos preparados.

A medida que la luna ocultaba más y más al sol, el cielo se tornó de un violeta fulgurante. Las cigarras, confundidas por el crepúsculo al mediodía, comenzaron con su canto vespertino. La temperatura descendió bruscamente y corrió una brisa repentina. Cuando el eclipse fue total, me quité las lentes especiales -una medida de seguridad fundamental-, miré hacia el sol y tambaleé, la cabeza me dio vueltas.

La transformación de la realidad en un eclipse total de sol es indescriptible. Estaba atónita, desorientada, totalmente conmovida, como si me hubiera deslizado por un agujero de gusano hacia un universo alternativo. Me sentía como un actor involuntario de un episodio de La dimensión desconocida.

Al cabo de unos minutos, el sol dejó de ocultarse detrás de la luna y todo volvió a la normalidad. Y tan repentino como comenzó, así finalizó mi primer eclipse total de sol. Pero al igual que otros miles de personas en el mundo, quedé hechizada.

Un número creciente de cazadores de eclipses, o umbráfilos, como también se los conoce, viajan a los confines del planeta especialmente para ver eclipses totales de sol y entonces se llenó de operadores turísticos para llevarlos hasta allí. Además de darnos la emoción de estar bajo la sombra de la luna, o umbra, el eclipse se convierte en la pieza central de un viaje de aventura en regiones exóticas.

Los umbráfilos han ido en busca de eclipses hasta los lagos de Kazakh, las sabanas de Zambia y los desiertos de Argelia. Contratan cruceros para que los lleven hasta el Atlántico Norte, el Caribe y el medio del Pacífico. Sobrevuelan el Polo Norte, con la cara pegada a las diminutas ventanillas para ver un eclipse desde 10.000 metros de altura.

Los mitos sobre eclipses son muy pintorescos: el sol y la luna que pelean o hacen el amor, lobos hambrientos o serpientes que devoran la luz. Pero el antiguo relato chino, que cuenta que el eclipse es causado por un dragón que se traga al sol, parece muy apropiado. Los fanáticos de los eclipses están dispuestos a invertir el tiempo y el dinero que se necesite en busca del dragón.


Una cuota de misticismo

Las mejores ofertas para ver eclipses están por lo general organizadas por operadores que conocen las condiciones del lugar, que puede resultar caótico para el turista, y cuentan con transporte seguro, confiable, y la mejor hotelería y puntos de observación. Como las nubes pueden oscurecer la vista de un eclipse, los operadores organizan las excursiones en lugares de climas más despejados. La mayoría ofrece conferencias sobre el aspecto científico del eclipse y el arte de observarlo, incluido el mantra vital para los novatos: no molestar con cámaras y otras distracciones; a sentarse y a disfrutar.

La experiencia evoca un lenguaje cargado de misticismo y fascinación. "Un eclipse es una visión fugaz del mundo desde fuera de nuestra perspectiva usual", dijo Liz O?Mara, ejecutiva neoyorquina y veterana de tres eclipses. "Desde esa posición estratégica puedo ver con más facilidad nuestro lugar en el universo", agregó.

Glenn Schneider, astrónomo del Observatorio Steward de la Universidad de Arizona, que vio 27 eclipses totales de sol, hizo un comentario en términos científicos: "La totalidad es más fuerte que los opioides y las feromonas".

La alineación perfecta de la Tierra y la luna que oscurece el sol en los eclipses totales ocurre sólo cada 16 meses aproximadamente, y no dura más de siete minutos y medio (por lo general, sólo tres o cuatro), y es visible desde menos de un 1% de la superficie terrestre. El último que se vio desde la ciudad de Nueva York fue en 1925 y duró no más de un minuto; el próximo se producirá en 2079. Si usted es muy joven y goza de buena salud, podrá esperar que el eclipse llegue a usted. De lo contrario, tendrá que ir en su busca.


Dimensión desconocida
Y lo perseguimos. En marzo de 2006, Tamás y yo nos encontramos en Ghana para ver nuestro segundo eclipse. Volamos hasta Accra, la capital, y fuimos en ómnibus hasta Cape Coast, 150 km al sur. En lugar de unirnos al grupo de buscadores de eclipses en la playa, en las afueras de la ciudad, compartimos el momento con unos pocos residentes: las cuatro personas que componían el staff del hotel Mighty Victory. A medida que la luna se deslizaba tapando la superficie del sol crecía mi ansiedad. ¿Sería tan sobrecogedor como la vez anterior?

No debí preocuparme. Cuando el último diamante del sol se ocultó detrás de la luna, estaba otra vez transportada a la dimensión desconocida; en esta oportunidad, durante 3 minutos 20 segundos

El eclipse de este año será el primero en compañía de sus buscadores, seremos 86 umbráfilos guiados por Rick Brown, un comerciante de Long Island. Nos reuniremos en un punto de observación en las afueras de Wuhan, China, después del amanecer. Juntos, haremos rituales para alejar las nubes; nos pondremos las lentes especiales, y aguardaremos allí. En el momento del eclipse total, hasta los veteranos más avezados gritan con fervor religioso.

Todo parece un poco exagerado, hasta que se ve uno.

Bill Kramer, un consultor de computación de Ohio que tiene un sitio en la Web para seguidores de eclipses, se describe como un cínico sobre la mayoría de las cosas que pretenden ser maravillosas, salvo esta experiencia. "Un eclipse -comentó- es lo único que en verdad cubre las expectativas.".


Con la vista en China
Un sitio en la Web completo para buscadores de eclipses es www.eclipsechasers.com . Para ver fechas y mapas de eclipses pasados y futuros en Google consultar eclipse.gsfc.nasa.gov/solar.html .
Las lentes especiales son fundamentales cuando el eclipse no es total; una fuente es www.rainbowsymphonystore.com .

Después del 22 de julio, los próximos tres eclipses totales se producirán el 11 de julio de 2010, sobre el Pacífico Sur; el 23 de noviembre de 2012, sobre el norte de Australia, y el 3 de noviembre de 2013, sobre Africa central.

Esta es una muestra de los tours con observación del eclipse en China. Los precios se calculan por persona, y el alojamiento, en base doble: MWT Associates ( www.melitatrips.com ), de Melita Thorpe, que organiza este tipo de excursiones desde hace más de veinte años. Su viaje del 13 al 26 de julio (US$ 5785, incluida la tarifa aérea desde Nueva York) abarcará la vista del eclipse cerca de Three Gorges Dam, un crucero de siete días por el río Yangtsé y conferencias dadas por editores de la revista Astronomy .

Rick Brown?s Eclipse Safari ( www.eclipse-chasers.com/esafari ), el décimo viaje para observar eclipses organizado por Brown, del 14 al 27 de julio (US$ 3495, no incluye la tarifa aérea) comprende la observación del eclipse desde una universidad en las afueras de Wuhan; un crucero de tres días por el Yangtsé; paradas en la Gran Muralla; Tiananmen Square, y conferencias dictadas por Glenn Schneider, del Observatorio Steward, y Sheridan Williams, autor de Total Solar Eclipse 2008 & 2009. A Classic Tours Collection ( www.aclassictour.com ) organiza este tipo de viajes desde hace más de 25 años. El del 19 de julio al 2 de agosto (US$ 2695, sin aéreo) incluye la observación del eclipse cerca de Hangzhou y una conferencia dictada por Jay Pasachoff, profesor de Astronomía del Williams College.

Christina Koukkos (Traducción de Andrea Arko)
The New York Times
Fotos: web

jueves, 23 de julio de 2009

Italia: Nápoles subterránea


Escondida debajo del asfalto, una ciudadela casi tan antigua como la misma Nápoles

Túneles secretos, catacumbas antiquísimas, anfiteatros, arte erótico y mucho más en un recorrido sin misterios por debajo de las convulsionadas calles de la ciudad, cuna de San Genaro

Las calles angostas y zigzagueantes de Nápoles resuenan con los sonidos de bocinas impacientes, perros que ladran y rugir de motonetas. Opulentas iglesias barrocas y elegantes palacios conviven con un paisaje cubierto de grafitis, y la gente en los cafés no pierde de vista sus pertenencias mientras charla comiendo una pizza o la exquisita especialidad del lugar, la sfogliatelle. Bajo el imponente Vesubio, la ciudad da la sensación de caos, congestión y actividad frenética.

Pero debajo de la cacofonía impulsada por un espresso, yace el antiguo y profundo silencio de un mundo perdido de catacumbas y cuevas, caminos y ferias romanas, refugios antiaéreos de la Segunda Guerra Mundial y los primeros sepulcros cristianos con mosaicos y frescos desteñidos.

Nápoles está construida capa sobre capa de roca y cenizas volcánicas compactas, a las que los italianos llaman tufo. Porosa y fácil de manipular, fue usada por los griegos desde alrededor del año 470 antes de Cristo, cuando construyeron su Neápolis (ciudad nueva) que con el tiempo se llamó Napoli. Luego, los romanos usaron las canteras de tufo para construir un complejo sistema de acueductos subterráneos. Los primeros cristianos cavaron cuevas para rendir culto y sepultar a sus muertos. Los napolitanos de distintos siglos usaron sus cavidades como basurales. Sólo la epidemia de cólera de mediados de la década de 1880 cerró esta ciudad subterránea, pero en la Segunda Guerra Mundial se volvió a utilizar como refugio de los constantes bombardeos que diezmaban la zona.

La mayor parte de Nápoles alberga en sus entrañas una enorme red de túneles y galerías subterráneas, y descender allí -y retroceder en el tiempo- es tan fácil como bajar escaleras o doblar en una esquina. Las excursiones guiadas ayudan al turista a explorar estos lugares, y unos pocos, donde las excavaciones forman parte de museos o iglesias, se pueden visitar en forma individual.

Esta historia parcialmente expuesta y dividida en capas le da a Nápoles un aire de misterio y obsesión. Y existe una ciudad subterránea figurativa además de la literal: la red delictiva de la Camorra representa un uso del término, pero el afamado Museo Arqueológico ilustra otro tipo de ocultamiento. Su Gabinete Secreto, mantenido durante mucho tiempo bajo llave y aun fuera del alcance de los niños que no estén acompañados de un adulto, alberga una colección de antiguos objetos eróticos, muchos extraídos de las ruinas de Pompeya y Herculano, que fueron en un principio considerados obscenos para ser llevados a la vista del público.

La agencia de turismo Libera Associazione Escursionisti Sottosuolo ofrece excursiones subterráneas que salen dos o tres veces por semana desde el conocido bar Gambrinus, en la piazza Trieste e Trento. En nuestra visita elegimos contratar a Napoli Sotterranea, que organiza varias excursiones diarias de noventa minutos, partiendo desde el corazón histórico de la ciudad.

Nuestro guía, Alex Fusaro, de 23 años, que trabaja como percusionista en una banda de música pop, condujo a nuestro grupo reducido por las escaleras del subsuelo de un edificio de departamentos hasta el siglo I a. C. "Estos -nos dijo- son los restos de un teatro grecorromano con una capacidad para 6000 espectadores, donde se dice que Nerón cantó durante un terremoto. Ahora, alrededor de 30 familias viven arriba." Estábamos en un amplio espacio abierto de galerías abovedadas, detrás de lo que había sido el escenario.

Al seguir caminando por esos pasajes interconectados debajo de las bulliciosas calles napolitanas, vimos acueductos que se habían usado durante 23 siglos y luego descendimos 121 peldaños hasta los refugios antiaéreos. En 1941 se limpiaron y secaron más de 400 km de túneles y canales subterráneos, se selló la mayoría de los pozos, se construyeron escaleras y se hizo la instalación eléctrica. Los napolitanos que aguardaban en los refugios mientras las bombas caían sobre la ciudad dejaron testimonios de sus días y semanas de tensión: dibujos en las paredes de bombas y aviones, la palabra aiuto (ayuda). Vimos autos de juguete y camas, una máquina de coser y una radio que después se encontró en los refugios. Luego, llevando velas encendidas atravesamos un largo túnel frío, bajo y estrecho, por donde en una época corría agua, hasta llegar a las cisternas grecorromanas. La más grande, nos dijo el guía, fue construida por los romanos en el siglo II d.C. y se usó hasta el siglo XIX; es alta, cuadrada, cavada a partir de la toba volcánica amarilla.

Después se dio un grato contraste al reingresar al siglo XXI en Scaturchio, en la piazza San Domenico Maggiore, con un espresso y una sfogliatelle. Una muchedumbre transitaba por la vía San Gregorio Armeno, repleta de locales que fabrican y venden las tradicionales figuras navideñas napolitanas, conocidas como presepi.

Descenso hacia lo profundo

También por esta zona de la ciudad no hay que perderse las extraordinarias ruinas grecorromanas debajo del claustro del siglo XVIII en San Lorenzo Maggiore. Descendimos por una escalera y anduvimos completamente solos durante 90 minutos en un mundo sepultado que en una época estuvo al nivel de la calle: los restos de una feria romana del siglo I d.C., una galería abovedada y un camino con restos de ruinas, que incluye el horno de una antigua panadería y un lavadero comunitario.

Desde aí se puede ir caminando hasta la iglesia de Santa Chiara, famosa por su elegante claustro de mayólica, pero también por sus ruinas arqueológicas descubiertas después de la Segunda Guerra Mundial, que incluyen baños termales romanos, una zona de saunas y partes de un acueducto. Pasajes nuevos construidos en madera permiten recorrer todo el lugar, y las placas de identificación están escritas en cuatro idiomas.

En otra oportunidad decidimos dirigirnos hasta las catacumbas de San Gennaro, el santo patrono de Nápoles, que comienzan detrás de la iglesia de la Madre del Buon Consiglio y llegan hasta pasar apenas un patio que da a tendederos de ropa, limoneros y motonetas. Descendimos y vimos en primer lugar pequeñas capillas, que albergan los cuerpos de familias acaudaladas; en un cúbico, un fresco impresionante del siglo VI d.C. evoca a una familia con un hijo pequeño. Los cuerpos de los ciudadanos más humildes se colocaban en nichos que ahora están vacíos. Caminamos a través de arcos antiguos entre un olor a humedad silencioso, y nos enteramos de que el primer uso que se le dio a estas catacumbas fue en el siglo II de la era cristiana. En este mismo lugar hubo tres iglesias, la más antigua, del siglo IV d.C.; dos de ellas eran subterráneas. Vimos una pintura de Adán y Eva del siglo III d.C. y símbolos de diosas griegas. Cerca de la salida había un fresco de un obispo del siglo IX o X, que habían encontrado hacía un año, aproximadamente.

Luego, en el barrio la Sanitá recorrimos las catacumbas de San Gaudioso -que llevan el nombre de un obispo africano que llegó a Nápoles en el año 439- y vimos calaveras puestas en los nichos de la pared con frescos debajo que retrataban la vestimenta de la profesión de sus dueños: togas de un juez, un caballero con una espada. En un área dedicada a las mujeres, los frescos mostraban solo vestidos largos: "Las mujeres no tenían ninguna profesión, por supuesto", nos explicó nuestro guía.

Otro día buscamos ese otro elemento oculto durante tanto tiempo: la colección erótica del Gabinete Secreto en el Museo Arqueológico. Esta sala está abierta desde 2000, pero siguen estando las cadenas y los candados pesados en las puertas de hierro, cerca de un cartel que dice que los menores de 14 deberán ingresar acompañados de un adulto (no vimos a nadie que controlara esto).

La colección es rica y gráfica. Para los antiguos griegos y romanos, el falo era símbolo de prosperidad, fecundidad y buena suerte, y lo representaban en estatuas y lámparas de aceite, en jarrones y pinturas, incluso en el exterior de las tiendas. Las representaciones de actividades heterosexuales y homosexuales eran parte de la decoración de casas y jardines, y la exhibición incluye pinturas eróticas de escenas mitológicas, esculturas en mármol de ninfas y sátiros, e imágenes eróticas de jardines, tocadores y burdeles.

Mientras recorríamos el lugar, una docena de estudiantes italianos, la mayoría varones, ingresó con un instructor joven, de barba. Parecían de 12 años y se desplazaban rápidamente, con los ojos bien abiertos y apretando sus cuadernos. Una de las pocas niñas que había se veía espantada.

A la salida, los varones se largaron a reír tontamente. Cuando varios regresaron media hora después, sin instructor, una mujer de mediana edad que estaba allí los fulminó con la miraba, y entonces desaparecieron.

Mosaicos con más de 20 siglos, ahora al descubierto

Datos útiles

Dónde dormir
* Decumani Hotel de Charme (vía San Giovanni Maggiore Pignatelli 15; (081) 55-8188; www.decumani.com ), en el corazón de la ciudad, fue el palacio del siglo XVIII del último obispo del reino Borbón de Nápoles. Las habitaciones dobles parten en los 99 euros.

* El hotel San Francesco al Monte (corso Vittorio Emanuele 328; (081) 423-9111; www.sanfrancescoalmonte.it ), que da a la bahía de Nápoles, es un convento del siglo XVI que fue renovado. Las dobles parten en los 150 euros.

Dónde comer
* A los napolitanos les encanta decir que ellos inventaron la pizza, pero no la pida por porción. Una favorita del lugar, la Margherita -tomate, mozzarella y albahaca, por los tres colores de la bandera italiana- fue creada en honor de la visita de la reina Margarita de España en 1889. Pruebe una en Lombardi (vía Benedetto Croce 59, (081) 552-0780). Con otra especialidad regional, linguine cozze e vongole, con bastantes almejas diminutas. Un almuerzo para dos cuesta 28 euros.

* Ciro a Santa Brigida (vía Santa Brigida 71-73; (081) 552-4072) sirve una pizza excelente a la Ciro (hongos, tomates vesubianos, mozzarella, camarones y ajo) y linguine Fra Diavolo, cargado de camarones, mejillones y almejas. El almuerzo para dos con una copa de vino sale 33 euros.

* La Cantina di Triunfo (vía Riviera di Chiaia 64; (081) 668-101), restaurante y bar de vinos. Cena para dos con sopa, pasta, cerdo asado con castañas y vino cuesta unos 80 euros.

* Taverna dell´Arte en la vía de acceso a la iglesia de San Giovanni Maggiore desde la vía Mezzocannone, en el casco histórico, (081) 552-7558. No es fácil encontrarlo, pero vale la pena el esfuerzo. Pruebe lo que sea que venga con tomates vesubianos. Una cena para dos con vino cuesta unos 83 euros.

* En Scaturchio (piazza San Domenico Maggiore 19; (081) 551-6944), una sfogliatelle con un espresso, 5 euros.

Qué hacer
* Las agencias Napoli Sotterranea (piazza San Gaetano 68; (081) 29-6944; www.napolisotterranea.org ) y Libera Associazione Escrusionisti Sottosuolo, (081) 40-0256 ( www.lanapolisotterranea.it ), ofrecen excursiones subterráneas por alrededor de 10 euros.

Visitas a catacumbas
* Las catacumbas de San Gennaro (via Capodimonte 13; (081) 741-1071; 5 euros) y las de San Gaudioso (piazza Sanit 14, (081) 544-1305; www.santamariadellasanita.it ; 5 euros).

* Otros sitios arqueológicos incluyen: San Lorenzo Maggiore (vía dei Tribunali 316; (081) 211-0860; www.sanlorenzomaggiorenapoli.it ; 5 euros) y Santa Chiara (vía Santa Chiara 49; www.santachiara.info ; 5 euros).

* La colección de arte erótica del Gabinete Secreto se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles (piazza Museo Nazionale 19; (081) 292-823; 10 euros)

Joan Motyka
The New York Times
(Traducción: Andrea Arko)
Fotos: Corbis, Reuters, Marieke Kuijjer/Flickr

lunes, 13 de julio de 2009

México-Cancún: Una mañana con delfines

Saltos, caricias y hasta barrenadas a toda velocidad empujados por estos sorprendentes animales en una enorme piscina

Desde el borde de la enorme piscina que divide en dos el complejo Dreams Cancún, María Luisa da indicaciones al grupo de ocho visitantes que se encuentran con el agua hasta las rodillas. Vestida con un traje de neoprene azul y negro, la joven y bronceada entrenadora primero les sugiere que se sumerjan muy despacio, como para aclimatarse. Luego, solicita ordenarse en una hilera siguiendo el ancho del natatorio. Finalmente, pide silencio. Un segundo después hace sonar un pequeño silbato, muy agudo, y enseguida, y como salidos de la nada, dos delfines irrumpen en la calma superficie y comienzan a moverse entre los participantes; tímidamente al principio, con más confianza a medida que pasan los minutos. "Acerquen las manos sin hacer movimientos bruscos. Aguarden que se acostumbren a ustedes. Cuando los tengan delante, acarícienlos", pide la entrenadora.

Mientras los animales se entregan a las caricias humanas, los visitantes se toman por los hombres manteniendo la hilera. Minutos después, María Luisa tocará nuevamente el silbato, y los delfines saltarán una y otra vez por encima de la fila humana.

Las caras de asombro se multiplican entre los participantes y los curiosos y familiares, que, cámaras en mano, observan desde la orilla. Y no es para menos. El nado con delfines es uno de los programas más codiciados y concurridos por quienes se acercan a la Riviera Maya, la zona costera de la península de Yucatán, hasta tal punto que ni siquiera cuando esta ciudad estaba pasando por su peor momento en cuanto a afluencia de turismo a causa de la influenza A -situación de la cual ya se encuentra casi recuperada-, era sencillo conseguir lugar sin reserva previa. Claro, la experiencia resulta muy enriquecedora tanto para grandes como para chicos, además de ser una forma de contactarse e interactuar con la naturaleza completamente nueva y distinta.


Y en el Dreams Cancún, en la punta norte de la zona hotelera, los delfines son parte de la vida cotidiana del hotel, ya que es el único en la región que se precia de contar con delfinario propio, por lo que sus huéspedes prácticamente conviven con ellos. Por eso, aquí no sólo se puede vivir esta sensacional experiencia, sino que los más entusiastas pueden aspirar a más, ya que cuenta con dos programas exclusivos: uno es el llamado Entrenador por un día , por el cual los concurrentes participan del entrenamiento de estos animales junto con los profesionales, y el otro es el denominado The One , una actividad por la cual sólo una persona se sumerge, está con los delfines y disfruta de ellos sin ningún apuro.

La experiencia continúa y llega el turno de compensar a los animalitos: cada uno recibe un puñado de pequeños peces a modo de recompensa. "Ahora vamos a quedarnos solamente con Wany, que es el más jovencito y juguetón de todos los que tenemos aquí", explica María Luisa mientras toca nuevamente el silbato y con un gesto le indica a uno de los animales que se retire. Wany se entrega ahora a los participantes: primero posará en brazos de cada uno de ellos, después les dará un beso y bajará la cabeza en espera de una retribución; bailará al ritmo de las voces humanas cuando le canten una canción, y finalmente aplaudirá contra el agua a manera de agradecimiento.

La alegría de la gente se palpa en el aire y se contagia en los alrededores entre los espectadores, que cada vez son más.

Más caricias y con los delfines panza arriba y recibiendo caricias en el vientre, vendrán las explicaciones científicas. Ante tamaña muestra de domesticidad, no falta quien sugiera que tal vez los delfines sean los antecesores marítimos de los perros? Y ante la actitud de éstos, nadie se anima a discutirlo.

"¿Quieren oírlos hablar?", pregunta la joven entrenadora. Ante la propuesta, invita a sumergir la cabeza para oír cómo se comunican entre ellos mientras van de un lado a otro de la piscina.

El final guarda una sorpresa inolvidable. Cada uno a su turno, los participantes se irán colocando en el medio de la piscina y quedarán flotando con las piernas extendidas hacia atrás. Repentinamente, dos de los delfines apoyarán la nariz en las plantas de los pies y los empujarán a gran velocidad, haciéndolos barrenar sobre la superficie. "Lo llamamos footpush , y siempre lo dejamos para el final porque queremos que se vayan de acá con el mejor recuerdo. Valió la pena, ¿no?", pregunta la entrenadora. Las respuestas sobraban.


X-Caret, ecopark y espectáculo
Pocos kilómetros al sur de Playa del Carmen y a menos de una hora de viaje desde Cancún se encuentra X-Caret. Bien conocido por casi todos los que alguna vez pasaron por la zona, este parque temático no sólo es un enorme zoológico al estilo moderno (con animales sueltos en espacios que recrean sus hábitats), sino también un gran parque de atracciones siempre al estilo natural. Aquí también se puede nadar con delfines o hacer snorkeling en ríos subterráneos, buceo en medio de arrecifes de coral, sea trek (caminata por el fondo del mar) con escafandras, o simplemente disfrutar de una playa muy acogedora, entre tantas otras opciones. Una amplia oferta cultural y de espectáculos que se renueva periódicamente le agrega valor y permite conocer un poco las raíces y tradiciones de este pueblo. El último título agregado a la cartelera es México espectacular, un impresionante show en el que participan más de 250 artistas en escena, donde se recrea parte de la historia del país.

Datos útiles
Dónde dormir

* El Dreams Cancún ofrece habitaciones dobles con sistema de all inclusive desde US$ 350 la noche (conviene consultar por paquetes, ya que hay buenos descuentos).
Más información, www.dreamsresorts.com

* Le Meridien Cancún ofrece habitaciones dobles desde US$ 170 la noche (incluye impuestos, sin pensión).
Informes; www.starwoodhotels.com/lemeridien

Dónde comer

* Señor Frogs: cocina tex-mex en un ambiente muy agradable. El precio por cabeza ronda los US$ 20 dólares

* La Hacienda: comida local con una ambientación lujosa. Se paga unos US$ 25 por persona

Qué hacer

* Delphinus: el programa para nadar con delfines tiene un costo de 155 dólares por persona y se puede concretar en varios puntos de la Riviera Maya.
Más información, www.delphinus.com.mx

* X-Caret: el parque ecológico temático tiene múltiples actividades para todas las edades. La excursión es de día entero y el costo de la entrada, de US$ 62 para los adultos y de U$S 32 para los menores de 12. Las actividades dentro del parque, como nado con delfines, salidas de buceo o snorkeling son aranceladas.
Consultas y reservas on line, www.xcaret.com.mx

En Internet

* www.cancun.travel

Diego Cúneo (Enviado especial)
Fotos: Jorge Quiroga y delphinus.com.mx
La Nacion Turismo

lunes, 6 de julio de 2009

Países bajos: Amsterdam, sin cambiar de canal


Una ciudad para caminantes y ciclistas, una vida cultural intensa, una princesa argentina y varias curiosidades más

Es un caluroso mediodía de verano. Frente al coffee shop, uno de los típicos negocios de esta ciudad donde se vende marihuana, hay dos hombres sentados en un banco público mientras toman cerveza en lata y contemplan el canal. De pronto dos policías se acercan y les cobran una multa de 5 euros por beber alcohol en la vía pública y las latas terminan en la basura. Nadie repara, en cambio, en la pareja sentada en la vereda del coffee shop ni en el curioso cigarrillo que comparte. Está claro que Amsterdam es una ciudad tolerante y permisiva, pero a la vez, estricta con sus reglas.

También es desinhibida, pero organizada, y moderna, pero con pasado de pueblo pescador. Y es conocida como la Venecia... del Norte. Su red de canales y puentes, diseñados en los siglos XVI y XVII, forman una especie de telaraña que surca su centro turístico, el sitio ideal para recorrer a pie (las distancias son cortas y los paisajes entre puentes y canales, fabulosos) o para alquilar una bici y hacerle honor a su fama de ciudad sobre dos ruedas.

La Plaza Dam es un muy buen punto de partida. Desde allí, una de esas largas fotos panorámicas podría abarcar el Palacio Real, construcción clásica del siglo XVII, y el Monumento Nacional de la Liberación, un obelisco para homenajear a los caídos en la Segunda Guerra Mundial. Esta plaza, donde el movimiento nunca cesa, fue lugar de encuentro para los hippies de la década del 60.

Todo alrededor de la Plaza Dam merece atención: la Nieuwe Kerk, iglesia protestante donde se coronaron a los reyes y reinas de Holanda, y donde en febrero de 2002 se realizó la boda del príncipe heredero William con Máxima Zorreguieta; un negocio de souvenirs con un zueco gigante en la entrada, donde todos se meten para sacarse una foto antes de entrar a comprar zuecos-llaveros por 2 euros, una bolsa de 10 bulbos de tulipanes por 5 euros, zuecos-pantuflas por 18 euros y postales de la princesa argentina.

Es que en este país a los argentinos ya no se los relaciona instantáneamente con Diego Maradona, como en casi todo el resto del planeta. Aquí, al término argentino lo que sigue normalmente es una exclamación de ¡Máxima! y una sonrisa bien grande. Quizá por eso abundan sorprendentemente los restaurantes ambientados con vacas, detalles en celeste y blanco, y fotos de churrascos bien jugosos. Con nombres como Gauchos, Rancho o La Boca, las parrillas argentinas aparecen por cada calle del centro, prometiendo el mejor bife de chorizo por 15 o 20 euros.

Conocida como la Venecia del Norte, sus canales y puentes fueron diseñados mayormente entre los siglos XVI y XVII

En una esquina de la Plaza Dam está el Museo de Cera de Madame Tussaud con las réplicas de los personajes más famosos del país y el resto del mundo para cumplir el sueño de fotografiarse de la mano de Nelson Mandela, besando a Robbie Williams o junto a Pablo Picasso. Y hacia adelante, la avenida Damrak une la Dam con la Estación Central, también la calle Kalverstraat con su paseo comercial y los negocios más caros y, por último, esas callecitas que invitan a perderse entre los canales para introducirse en el Barrio Rojo.

En la Museumplein, la plaza más grande de la ciudad, se concentran el Museo Municipal y el Van Gogh junto al Palacio de Conciertos. Allí, enormes letras en rojo y blanco se unen formando la frase I Amsterdam (juego de palabras para afirmar Y o soy Amsterdam), lema con el que la ciudad holandesa da la bienvenida a sus visitantes. Agradecidos, turistas de todo el mundo se acomodan sobre la A o entre los arcos de la M para sacarse la foto casi reglamentaria a espaldas del Museo Nacional de Arte e Historia de los Países Bajos.

Muy cerca de la plaza se encuentra otro museo imperdible, el del Diamante, donde se puede admirar una réplica del cuadro La noche estrellada, de Van Gogh, realizada con pequeñas gemas. Al costado de la Museumplein, la entrada a la plaza Max Euwe abre un espacio de distención, con sus cafés y su ajedrez gigante donde la gente pasa el día entre partidas. Y en frente se encuentra uno de los parques más importantes de la ciudad: el Vondelpark, una especie de pequeño Central Park europeo que recibió su nombre en honor al poeta alemán Joost Van den Vondel, que residió en Holanda.

Bicicletas y arquitectura típica

Con 45 hectáreas de espacio verde, árboles y lagos, un gran restaurante en el centro, más puestos de comida y cafés, cuenta con un museo abierto dedicado al cine. No sólo es un sitio perfecto para respirar naturaleza y organizar un picnic entre ardillas que corren de aquí para allá, sino que también ofrece en junio, julio y agosto obras de teatro y conciertos gratuitos al aire libre.

Pero al margen de los museos y las plazas hay una atracción bastante más modesta que casi todo turista quiere ver en Amsterdam, más allá de que no sea consumidor de lo que ahí se vende: los coffee shops. Casi un emblema de la ciudad, lejos de ser una simple casa de café, estos bares ofrecen un menú que incluye marihuana mezclada con tabaco por 3 euros el cigarrillo o 6 euros el puro, o brownies de chocolate y cannabis para acompañar el café, que cuesta 5 euros. Algunos tienen mesas sólo adentro del local, otros las acomodan también en las veredas. Sólo se permite la entrada a mayores de 18 años.

Pequeños locales, al estilo del almacén de barrio, se alinean uno tras otro en el centro y a lo largo de unas cuantas cuadras. Y se llenan de turistas de todas las edades, incluidos matrimonios con bebes. ¿Qué ofrecen? Por ejemplo, envases de 150 gramos de galletitas de coco y hemp por 10 euros; chupetines de hachís por un euro; té verde con cannabis u otras bebidas a base de hongos alucinógenos...

Los minutos pasan descubriendo los artículos más insólitos en accesorios para fumadores de todo tipo de hierbas y algún joven vendedor advierte al padre distraído que el niño tomó el dulce equivocado. Otros negocios son auténticos bancos de semillas con nombres como Bob Marley´s Best, Power Flower, Purple Haze y hasta AK-47 o Master Kush. Quizás haya que insistir: el circuito de coffee shops es toda una curiosidad, más allá de los hábitos de consumo del turista...

Lo mismo vale para otra zona muy famosa de esta ciudad: el Distrito Rojo. Muchos saben de qué se trata y casi nadie desconoce este lugar, aun los que nunca viajaron a esta ciudad. Por esta razón y porque aquí se concentran las vidrieras más famosas, llena de expectativas a los turistas.

Entre dos calles angostas que se enfrentan para bordear el canal Voorburgwal, un sex shop se mezcla entre un bar de cervezas, una vivienda de familia, la entrada al Barrio Chino que corre paralelo a este lugar y lo que sigue: una vidriera que, a diferencia de cualquier local de ropa, exhibe a una mujer real vistiendo ropa interior, hablando por celular o fumando a la espera de quien abra su puerta.

Sobre el canal Achterburgwal, así como en las callecitas que lo cruzan, esas construcciones que parecen hogares o simples negocios son las mismas vidrieras que se extienden por este barrio tan particular, que abarca no más de cinco cuadras, y que no aparece delimitado en los mapas de la ciudad.

De noche, este paseo que bien podría pasar inadvertido a la luz del día se cierra al tránsito y se convierte en una zona roja peatonal muy concurrida, con sus luces de neón que bordean las vitrinas de estos maniquíes humanos. Sus calles resaltan por el característico color y por la cantidad de gente que las visita y las pasea día y noche. Por lo general, cuando oscurece llegan muchos grupos de hombres en plan de despedida de soltero. Y aunque la curiosidad nos mantenga un buen rato por las esquinas, no es fácil ver a una persona entrando a estas vidrieras. Eso sí, muchas veces se ven cortinas cerradas, señal de que están trabajando.

Barrio Chino

Julio, un mes muy techno
Este mes, y como todos los años, Amsterdam comienza a sacudirse al ritmo de la música trance, house, hip-hop, acid y cuanta variación elctrónica se pueda imaginar. Entre los festivales más populares se destaca el 5 Days Off, cinco días -este año, del 15 al 19- de shows en vivo, sets de Dj y talentos internacionales que se dan cita en las salas más conocidas de la ciudad (Paradiso y Melkweg). Unos días antes, el 11, habrá sido el turno de Dance Valley, megafestival de trance a cielo abierto también conocido como el Woodstock de su género. El Dance Valley, que va por su 15a. edición, reúne cada año a unas 50.000 personas en las bucólicas colinas de Spaarnwoude, media hora al oeste de Amsterdam (existen varias opciones de transporte para los entusiastas del evento). Del 1° y hasta el 11, por último, está el festival de danza contemporánea e internacional de Julidans, que presenta a coreógrafos famosos y menos famosos de todo el mundo, jóvenes revelaciones de la danza, obras contemporáneas en las que se unen baile, música, teatro y cine, y nuevas formas de música dance.

El Museo Nacional de Amsterdam, detrás del slogan turístico de la ciudad

Arte, fiestas y buena carne
Por los canales
Alquilar un bote con pedales o comer en un restaurante flotante son sólo dos de las opciones para disfrutar de los canales. Pero lo más convocante en épocas de calorcito son los cafés con terrazas de madera sobre el agua, entre ellos, Villa Zeezicht y Café van Zuylen, a pasos del puente de Torensluis. También hay celebraciones que se realizan directamente en los canales, como la Gay Pride Festival (del 31 de julio al 2 de agosto), una "parade" flotante con miles de personas en botes, y la máxima fiesta en honor al cumpleaños de la reina: el Queen´s Day, cada 30 de abril.

Palacio Real
Con cuatro cuartos nunca habilitados para el turismo y una de las colecciones más grandes del mundo del mobiliario imperial, el Royal Palace abrió de nuevo sus puertas al público, después de más de tres años de refacciones. En la Plaza Dam ofrece también grandes mejoras en su interior. Las pinturas de sus techos, los pisos de mármol y las esculturas fueron en su mayoría restaurados, al igual que muchos de los frescos de los siglos XVII y XVIII. La entrada para adultos cuesta ? 7,50 y los menores de 5 años entran gratis. Más información, en www.paleisamsterdam.nl

Carne argentina
La figura de una vaca, los colores de la Bandera argentina, fotos de churrascos bien jugosos que se lucen en la entrada de varios restaurantes, hacen evidente que la presencia de la princesa Máxima no sea un detalle menor. Los restaurantes argentinos aparecen por cada calle del centro; todos prometen el mejor bife de chorizo y uno tras otro acomodan sus carteles y menús: Gauchos, Rancho, La Boca, son algunos.

Datos útiles
Dónde comprar
Un dato interesante para quienes quieren llevarse un recuerdo de sus vacaciones: las tiendas que se ubican sobre las calles que cruzan el Barrio Rojo son las que ofrecen los precios más bajos en todo lo que se refiere a souvenirs. Por eso, tal vez es mejor no tentarse en los negocios de la avenida Damrak o los que rodean la Plaza Dam y esperar hasta llegar a los que se ubican por esta zona.

En Internet
www.iamsterdam.com

María Fernanda Lago (Cronica y fotos)
La Nación - Turismo

martes, 30 de junio de 2009

Mirada rápida a San Diego-California


ES LA CIUDAD-BALNEARIO MÁS FAMOSA DE LA COSTA OESTE POR SUS NUMEROSAS PLAYAS Y ATRACCIONES

Del 12 de junio al 5 de julio en el Del Mar Fairgrounds de San Diego se realiza la sexta feria más grande de la nación y el máximo evento del condado. En esos 22 días se llevan a cabo actividades diversas, como festivales de música, exposiciones, entre otros certámenes que atraen a expositores, compradores y visitantes de todo el país.

Si está pensando conocer algo diferente en las próximas vacaciones, San Diego es una gran alternativa. Se ubica al suroeste de California y es la segunda ciudad más grande de este megaestado estadounidense. El condado está justo al norte con la frontera mexicana, limitando con la conocida Tijuana. Es un destino con kilómetros de playas y agradable clima mediterráneo todo el año, con temperaturas promedio durante el día de 21 ºC que en el invierno raramente descienden bajo los 10 ºC.

Elegante y soleada, San Diego es en verdad una ciudad para todos. Puede pasar un día entero conociendo los diversos museos en el Parque Balboa, jugando golf, visitando el popular zoológico, gozando de una de sus playas o diversos shopping centers. También puede salir de la ciudad e ir a Torrey Pines State Reserve, una zona natural protegida para admirar las aves y los árboles más extraños. Y entre los meses de diciembre a marzo se pueden observar los maravillosos grupos de ballenas que pasan por su costa diariamente.

El transporte en San Diego es completo: sistemas de tren ligero, autobuses, tren coaster y el famoso servicio de ferrocarril Amtrak para salir de la ciudad. Además de autopistas de alto nivel interconectadas con todo el país.


ATRACCIONES
Para comenzar con la aventura no dude en pasear a través del embarcadero, donde podrá visualizar grandes embarcaciones navales y de comercio.

No puede faltar la excursión al Parque Balboa, que es el corazón cultural de San Diego, con construcciones que datan originalmente de la Exposición Universal de 1915. Este lugar alberga 15 museos, nueve teatros y centros de arte, así como el famoso zoológico de San Diego. Este último recibe más de 500 mil visitantes al año, en un horario corrido desde las 9:30 a.m. hasta las 4:30 p.m. todos los días, el cual se extiende algo más en el verano.

Gaslamp Quarter, con sus 16 manzanas, es una zona victoriana restaurada del centro de la ciudad. La mayoría de los edificios se han convertido en galerías, restaurantes, bares, tiendas de calidad y espacios teatrales que se pueden recorrer a pie o en una carroza halada por caballos. Al este de esta zona se encuentra el Petco Park, donde se levanta el estadio de los San Diego Padres (equipo profesional de béisbol). Otro barrio interesante para ir es el Little Italy, donde las residencias y los pintorescos restaurantes están decorados al estilo italiano.

Mission Bay Park es el parque más grande de la bahía. Ofrece una gran variedad de actividades incluyendo rutas para caminar y trotar y áreas de juego para niños. Es un sitio muy popular para volar cometa o hacer picnic. No deje atrás la diversión familiar, pues aquí podrá visitar parques de diversiones que a todos les encanta, como el Wild Animal Park o el famoso Sea World (cuyo clon en Orlando fue tema central de la semana pasada), que atrae a grandes y a chicos con sus juegos acuáticos, acuarios y espectáculos con animales.


ARENA, MAR, SOL Y MUCHO MÁS
A lo largo de sus 113 kilómetros de litoral, San Diego tiene playas y aguas inmejorables ya sea para navegar, surfear, nadar, pescar, montar a caballo o simplemente para descansar sobre la arena leyendo un buen libro. Las más bellas playas se encuentran en La Jolla y Coronado, y para los que les gusta sentir la adrenalina existen excursiones de buceo, vuelos en globos y hasta experiencias en combate aéreo.

Los amantes a las compras podrán encontrar en Coronado los mejores centros comerciales y muchos hospedajes de lujo como el histórico Coronado Hotel. La Jolla, por su parte, es una bella área con exclusivas residencias en las colinas que lo dejarán boquiabierto y numerosas tiendas y boutiques de alta calidad.

Si cuenta con más tiempo, a menos de dos horas se encuentra Los Ángeles, con todos sus atractivos que no se reducen a los muy promocionados Hollywood y Beverly Hills. Una visita a esta metrópoli dependerá de cuánto tiempo libre disponga el viajero.


Marisol Tudela Quesada
Diario El Comercio (Peru)
Fotos: web

lunes, 22 de junio de 2009

Egipto: La ciudad al borde del desierto

Impresiones de un cronista por las calles de El Cairo. El pulso de una ciudad que deslumbra con sus contrastes de cara a las eternas pirámides.

Arena. Muchísima. Un océano de arena. Esa es la primera, inevitable impresión que se tiene de Egipto, el mítico país africano, desde la ventanilla del avión que se aproxima al aeropuerto de El Cairo. Y una leve sensación de pena -como entienden la palabra los mexicanos, que mezclan en ella los sentidos de tristeza y vergüenza- no por Egipto, sino por la Argentina, que se ve verde, inmensamente verde y fértil desde los aviones. ¿Cómo es posible, se pregunta uno, que dos paisajes tan radicalmente opuestos produzcan grados de desarrollo más o menos parecidos? Casi todo es arena en Egipto: el 95 por ciento del territorio es desierto.

El Cairo, no. Atravesada por el mítico Nilo, se junta en la ciudad mucha gente. Dice Mahmud, el chofer que ahora nos pasea por allí, que en El Cairo por la mañana hay 22 millones. Pero que por la tarde, 40 ó 50. Llegan de localidades cercanas en tren, en bus, en autos, en motos, en camionetas, en combis, en bicicletas. Es lo que vemos ahora, lo que nos atasca ahora, lo que convierte a nuestra espectacular 4x4 en una trampa deluxe.

Mahmud va abriéndonos paso en el alegre caos de tránsito en el que nadie, pero nadie, se priva de tocar la bocina. Mahmud tampoco. Es gracioso el apego a la bocina, es como un ritual compartido por todos. Bip bip beeee bonk bip bip. Se toca bocina para pedir paso, para apurar al de adelante, para avisar que uno está ahí, que está por pasar por la derecha o por la izquierda. Para agradecer a otro que acaba -con un bocinazo- de darle paso a uno. Muchas veces la bocina también es un comentario sobre la manera de manejar de otro, que suele contestar con la suya. La bocina en El Cairo, más que una herramienta de manejo, es un medio de opinión.


Postales de El Cairo
Los únicos privilegiados son los automovilistas. Hay muchas autopistas, la ciudad parece recién asfaltada, no agarrás un bache, y "los semáforos y los policías de tránsito están de adorno", según Latif, nuestro guía en la ciudad. Los peatones se las arreglan como pueden para no morir en el intento de cruzar una calle, pero milagrosamente el tránsito fluye.

Primer consejo: si anda de a pie y tiene que tomar un taxi, olvídese del taxímetro y pacte el precio con el chofer de antemano. Y regatee el precio, intente bajarlo a la mitad de lo que dice el chofer y luego vaya negociando hasta llegar a un acuerdo. En El Cairo todo se regatea, pero ese es un capítulo aparte, del que hablaremos más adelante.

Más tarde o más temprano, los colores de todos los edificios tienden al color arena. Es que en la ciudad llueve apenas unas gotas unos seis días al año, entre octubre y marzo. Y en primavera y otoño, que son en los mismos meses que acá pero a la inversa, la ciudad es castigada con tormentas de arena. Los edificios, entonces, nunca se lavan con la lluvia y la arena va desgastándolos, cubriéndolos de ocre. Nadie, o casi nadie, se molesta en lavar o pintar las paredes.

El lema de la ciudad podría ser "Que viva la mezcla". La mixtura, la hibridación, la capa sobre las capas anteriores se ven a simple vista. En su arquitectura y su gente, El Cairo está llena de imágenes árabes, pero en sus calles también está Occidente, la cultura británica y la francesa, lo musulmán y lo cristiano. Mujeres -sobre todo jóvenes- vestidas con trajecitos de ejecutiva, a paso apurado y cargando portafolio; mujeres cubiertas de pies a cabeza de negro, con guantes negros y apenas una rendija en los ojos que les permite ver; hombres con túnica (galabeia) y turbante o trajes Armani. Rascacielos elevándose a ambas márgenes del Nilo al mismo tiempo que los minaretes de cantidad de mezquitas. Desde esas torres se llama cinco veces al día a rezar a los musulmanes y en la ciudad se mezclan entonces el sonido de las bocinas con miles de voces entonando esa letanía que puede ponerle a uno la piel de gallina y que dice en árabe "Alá es grande" y otras alabanzas. Y entonces en esos cinco momentos del día, en cualquier sitio, donde sea que el llamado al rezo encuentre a los fieles, se ve a hombres, mujeres y niños arrodillarse y pegar la frente en el piso, en dirección a La Meca, mientras otros siguen en lo suyo. Por ejemplo, tomando té, jugando backgamon y fumando el tabaco aromatizado de una shisha (las clásicas pipas refrigeradas con agua conocidas como narguiles). Mezcla y tolerancia. Nadie censura, todos conviven.

El 80 por ciento de la población egipcia es musulmana; el 15 por ciento, cristianos coptos; el 5 por ciento restante se divide en otras religiones. Los musulmanes, a su vez, se dividen en dos grupos: los chiitas, que siguen las enseñanzas de Mahoma, y los sunitas, que son mayoría y que siguen las de otro profeta, Alí.

No son menores estas cuestiones religiosas. La gente se las toma muy en serio y cumple con todos los preceptos. Contrariamente al cliché según el cual es peligroso meterse con pinta de turista en una callejuela perdida, por cualquier barrio de El Cairo se puede caminar seguro a toda hora. ¿La razón? La obediencia religiosa reduce drásticamente la violencia y el delito. Los fieles no delinquen. Aunque, ojo, nunca falta algún infiel.


Con vista al Nilo y a la historia
Ya hemos hablado demasiado de El Cairo sin hablar de las pirámides. Uh, las pirámides... Desde el balcón de la habitación en el piso 23 del Hotel Four Seasons Nile Plaza se ven, abajo, el Nilo y enfrente, un poco a la izquierda, como imágenes fantasmagóricas en medio de una bruma que parece la del tiempo, las tres pirámides: Keops, Kefrén y Micerino. Es difícil sacarles los ojos de encima. Uno sabe que están ahí, misteriosas, desde hace más de 4.500 años, y que probablemente no volverá a verlas en su vida. Quiere retener esa imagen en la retina para siempre. Pero hay muchas cosas en Egipto que recuerdan que nada es para siempre. Así, a kilómetros de distancia, las pirámides son perfectas, geometría pura, ideal. Pero cuando se acercan aparece el desgaste, el deterioro. Y sin abandonar su grandeza, lo que transmiten es otra cosa.

Para llegar a ellas, en la zona de Giza, hay que tomar desde el centro de la ciudad la avenida de las Pirámides. Uno mira hipnotizado lo que pueda ver del barrio de Giza y de pronto, detrás de las casas, aparecen. Es decir: hay gente que vive a metros de ellas. ¿No es raro? Allí están Keops, Kefrén y Micerino. Uno se pregunta cuántas décadas pasarán antes de que la ciudad las rodee junto con las otras seis pirámides más chicas, sin nombre, que completan el conjunto. No son las únicas, claro: hay 123 pirámides en Egipto, distribuidas en cincuenta kilómetros cuadrados.

Hoy, en este mundo lleno de arquitectura mastodóntica y rascacielos cada día más interminables, no parecen taaaaan altas. La mayor, la Gran Pirámide de Keops, tenía una altura de 146 metros, que la erosión redujo hasta ahora a 137. Sí impresionan otros números que la definen: la base es de 230 metros por lado; está construida con 2.700.000 piedras, algunas de las cuales pesan 20 toneladas, encajadas unas sobre otras sin ninguna clase de cemento. Unos 100.000 obreros tardaron 30 años en construirla. Tiene ocho cámaras funerarias, una de ellas, a sesenta metros de profundidad, y dos huecos que fueron entradas pero que hoy son pasillos truncos. "En su paso por Egipto, Napoleón le rompió la nariz a la esfinge que está en el frente de las tres pirámides. Y los ingleses, por su parte, le cortaron la barbilla, que está en el Museo Británico", lamenta el guía, Latif.


En 4 x 4 hacia las ballenas
Camino al "desierto rojo" hacia el sur, se puede confirmar lo que uno vio desde el avión: si se aleja del Nilo, Egipto es, sobre todo, arena. Vamos en tres 4 x 4 hacia el área protegida de Wadi El-Rayan, unos 170 kilómetros al sudoeste de El Cairo.

El viaje sirve para ver otro Egipto, mucho más en contacto con el desierto. Pero, sobre todo, por las maravillas del lugar que la UNESCO declaró Patrimonio Mundial. Después de pagar tres dólares en la entrada, penetramos el desierto puro, total, en el que cuesta distinguir del resto de la arena la senda por la que avanzamos. Nos acompaña un vehículo de la policía, no se puede entrar solo. Unos 40 kilómetros más adelante llegamos a Wadi El Hitan (el valle de las ballenas), donde hay fósiles completos de basilus saurus, las antiguas ballenas, de hace 45 millones de años, cuando esto que ahora es desierto era parte del mar Mediterráneo. Uno de los signos de aquel pasado marino es un sector llamado "Desierto de hongos", un conjunto de formaciones rocosas con forma inequívoca de hongos: lo que serían los "tallos" estaban sumergidos en el mar; lo que serían las cabezas, estaban sobre la superficie. Se hallaron 407 esqueletos fosilizados de la especie. Pero lo que más impresiona del lugar es el silencio absoluto, el vacío, la sensación de pequeñez e insignificancia personal. La certeza de que todo, siempre, se convertirá en arena. Algo de esa sensación parece haber en el camino de regreso a la ciudad: todos piensan, nadie dice nada en la 4 x 4. Ya está cayendo la noche cuando volvemos a ver, llegando a El Cairo, las siluetas ya familiares de las pirámides, construidas como parte de un sueño imposible de ganarle al tiempo, de alcanzar la eternidad. Ahora sabemos que ni siquiera el mar es eterno.


El más alla
También son sueños de eternidad los que en alguna medida se exponen en el extraordinario Museo Egipcio de El Cairo. Allí pueden verse miles de piezas arqueológicas vinculadas con la creencia de los antiguos egipcios de que después de la muerte había otra vida y que necesitaban el cuerpo para ella. Por ejemplo, artísticas camas para embalsamamiento. Ricos o pobres, con mayores o menores cuidados según sus posibilidades, todos los muertos eran embalsamados y encomendados al dios Anubis, que regía ese universo. Luego, se los enterraba con sus objetos de uso cotidiano, alimentos y bebidas. Hasta se exhiben momias de mascotas embalsamadas.

Pero sin duda las piezas más espectaculares del museo están en las salas dedicadas a las riquezas con las que fue sepultado el joven faraón Tutankhamón. Por ejemplo, la bellísima máscara de oro, tallada y con una delicada falsa barba trenzada, que cubría el rostro de su momia. Pesa 11 kilos de oro macizo. Y su sarcófago, también de oro, 100 kilos. Son cuatro cajas, una dentro de otra –como muñecas rusas– para proteger mejor el cuerpo del faraón.

Hoy la relación entre la vida y la muerte es para los egipcios muy otra. Una prueba es un antiguo cementerio cerca del centro, llamado la Ciudad de los Muertos. Desde hace años, unas cien mil personas sin techo tomaron las bóvedas como vivienda. Allí, junto a muertos ajenos, desayunan, cuelgan a secar su ropa o miran televisión.

Otro lugar que es un deber visitar es la ciudadela de Saladino, espectacular fortaleza erigida sobre una colina alrededor del año 1200 para proteger a su pueblo de las invasiones de los cruzados. Desde allí se tiene la mejor panorámica de la capital egipcia.

En esa misma colina está la Mezquita de Alabastro de Mohamed Ali, construida entre 1822 y 1840. Lo más impactante de este templo musulmán es la nada, el vacío. Hay vitreaux abstractos, una enorme araña de caireles, alfombras, silencio, luz, vacío. Un lugar y una atmósfera ideales para la plegaria y la meditación.


Datos útiles
Donde alojarse: El excelente hotel Four Seasons Nile Plaza ofrece habitaciones dobles desde 360 dólares diarios (entre el 21 de agosto y el 21 de setiembre) y 440 dólares (entre el 1° de julio y el 20 de agosto). Y una amplia gama de tarifas que llega hasta 15.000 dólares por noche en la lujosísima Royal Suite.

Visa: Los argentinos necesitan visa para ingresar a Egipto. Se tramitan en la Embajada Egipcia, Virrey del Pino 3140. Informes al teléfono 4553-3311. Tarda dos días y se paga un arancel de 30 dólares. La otra opción es obtenerla directamente en el Aeropuerto de El Cairo. Allí la entrega es inmediata y cuesta 15 dólares.

Moneda: La moneda es la libra egipcia, y la cotización es 5,65 libras por dólar.

Info web:
www.mfa.gov.eg/
www.airfrance.com/
www.egyptair.com/
www.fourseasons.com/caironp/

Eduardo Villar (Enviado Especial)
Diario Clarín - Viajes
Fotos: Web

domingo, 14 de junio de 2009

Lo mejor de Miami, los 10 imperdibles

La gran ciudad del estado de Florida seduce con playas soñadas, islas selectas y lujosos centros de compras. Es el ícono del estado de Florida y la ciudad de los Estados Unidos más hispana y caribeña. Es que en Miami se conjugan el constante crecimiento de una urbe con rascacielos, barrios selectos y playas seductoras; glamorosos centros comerciales y deportes acuáticos de moda; animada vida nocturna y propuestas para toda la familia.


1-Miami Beach
Turística por donde se la mire, Miami Beach se encuentra a la orilla del mar, plagada de hoteles y departamentos para vacaciones. Se destaca el Distrito Histórico de Art Decó, con cientos de edificios que forman un circuito artístico y arquitectónico. Con una gran diversidad de bares y centros nocturnos, en los hoteles se consigue la guía "This week in Miami Beach" para no perderse nada. En cuanto a vida nocturna, South Beach - conocido como SoBe- es un vecindario obligado, que se ganó un lugar en el mundo fashion porque allí vivió y murió el diseñador Gianni Versace. Ocean Drive es la calle más fotografiada de SoBe, frente a una concurrida playa, bordeada de históricas joyas de arte decorativo.


2-La "Pequeña Habana"
La mayor influencia que recibió Miami en la década del 60 fue de los refugiados cubanos disconformes con la Revolución. Se establecieron en el extremo sur en el área llamada "Pequeña Habana" (Little Havana). Allí predomina el ritmo de la salsa, los hombres juegan al dominó en el parque y la brisa lleva aroma de cigarro y café, que puede acompañarse con un pastelito de guayaba. Además, el arte culinario -es famoso el restaurante Versailles- y la vida artística remiten a la cultura cubana, con mezclas de otras influencias caribeñas. Por eso, la cocina floribeña en el distrito latino es una fusión única. Y se habla español en todas partes.


3- La isla de Key Biscayne
En el condado Miami-Dade, la isla de Key Biscayne tiene atracciones turísticas populares, playas fantásticas y puertos deportivos que ofrecen desde alquilar embarcaciones hasta excursiones de buceo. La navegación a vela es un clásico en Hobie Beach; y Crandon Park es un enorme parque playero que incluye paseos, tenis y ciclovías. En la punta norte de la isla, un parque estatal protege al histórico faro y a su playa. Si bien Miami Seaquarium fue una las primeras atracciones marinas de Florida, mantiene al día sus programas con delfines, orcas y exposiciones. Además, cada año se disputa aquí el prestigioso torneo de tenis Masters de Miami.


4- El antiguo Coconut Grove
Se trata de uno de los barrios más antiguos de Miami, con un animado centro comercial y bulliciosa vida nocturna. Construida en 1916, Villa Vizcaya y sus Jardines figuran entre las mayores atracciones turísticas.


5-Bayside, mercado y puerto
Bayside es la puerta de entrada de los numerosos cruceros que arriban al puerto de Miami. Aquí se encuentra Bayside Marketplace, ofreciendo una festiva atmósfera para ir de compras, cenar, o bien, abordar una embarcación turística para divisar las mansiones de las celebridades escondidas entre islas a lo largo de McArthur Causeway. Como es el caso de la famosa Fisher Island. Parrot Jungle Island y el Museo de los Chicos son atracciones cercanas y para toda la familia.


6- Los Parques Nacionales
El Parque Nacional Biscayne fue creado para preservar la bahía Biscayne, que ostenta uno de los santuarios de buceo de EE.UU., entre islas y arrecifes de coral. También hay paseos en embarcaciones con fondo transparente y kayaks. Por su parte, el Parque Nacional Everglades cuenta con hidrodeslizadores, ideales para navegar sobre los pantanos y recorrer el manglar. Cercana, la tribu indígena Miccosukee atrae con un curioso casino y, durante el día, permiten a los turistas compartir sus comidas y danzas típicas, y exhiben su destreza frente a los cocodrilos que abundan allí.


7-El sofisticado Coral Gables
Coral Gables es un municipio poblado principalmente por las clases media-alta y alta. Conocido por sus restaurantes, galerías de arte y tiendas especializadas, figura entre las primeras urbanizaciones planificadas del país, construida con la piedra caliza del lugar. La cantera, convertida en piscina veneciana, tiene románticos puentes y cascadas.


8- Joe's Stone Crab
Este restaurante es muy conocido por sus abundantes porciones y el postre Pie de Key Lime, un clásico de Florida. Si bien la especialidad de Miami son los pescados y los mariscos, hay restaurantes de excelente calidad y diversidad. Como el Martínez, que sirve tapas, está de moda y su chef es argentina.


9-Dolphin Mall
A 8 km del aeropuerto, Dolphin Mall es ideal para hacer compras antes de partir a muy buen precio, ya que es un outlet de grandes marcas. En la "ciudad del shopping", se destacan, entre tantos otros, Ball Harbor Mall, Coconut Grove, The Falls, Aventura Mall, Bayside Marketplace y Cocowalk.


10- Bal Harbour
A mediados del siglo pasado ya era el refugio de celebridades como Frank Sinatra o Duke Ellington. Ubicado entre South Beach y Fort Lauderdale, Bal Harbour alberga en la actualidad maravillosas playas y embarcaderos, junto a suntuosas mansiones. En la Segunda Guerra Mundial las tierras estuvieron ocupadas por la Fuerza Aérea, importante ingrediente histórico del glamoroso paraíso.

Vigencia de la tentación (Alejandro Stilma)
En Miami, los cubanos aturden con su parloteo, las autopistas apabullan con sus perspectivas en fuga, los shoppings succionan con sus vidrieras y el mar imanta con sus playas abiertas al Atlántico. Todo eso y algo más: el imaginario de una «capital de latinoamericanos en los Estados Unidos. Una ciudad de oportunidades a la que la crisis le asestó, como al resto del país y del mundo, un buen llamado de atención. Pero en alguna parte, alguien debe haber escrito que a Miami no se le puede arruinar la fiesta. Tal vez por eso sigue vigente y tentadora: «tentar , justamente, es parte de su ADN. Y argumentos no le faltan para que se cumpla ese mandato.

Clarín - Viajes
Fotos: Web

domingo, 7 de junio de 2009

Maranhão-Brasil: la ciudad y las dunas


Atractivos de un nordeste brasileño desconocido. Sierras, dunas, mar y una ciudad Patrimonio de la Humanidad.


Siendo uno de los estados del nordeste brasileño, a Maranhao no le faltan paraísos. Idílico por donde se lo mire, las sorpresas saltan una tras otra en cada paseo, en cada recorrido, gracias a que el turismo aquí no es armado: en sus playas, la selva y la ciudad colonial de Sao Luis, capital “estadual”, no hay complejos hoteleros de lujo ni luces de neón que desvirtúen la esencia de una visita maranhense. ¿Y cuál es esta esencia? La de la rusticidad, la del descubrimiento del lugar a través de su naturaleza extrañamente intacta y la cotidianeidad en ciudades y pueblos, la de poder detenerse a tomarle una foto a un artesano callejero sin que éste, a cambio, pida un real por la instantánea, la de sentarse a beber una cerveza (Bohemia y Skol entre las mejores de una larga lista de opciones espumosamente deliciosas) en un bar o restaurante del que cualquier lugareño es habitué, o bien la de encontrarse con pescadores artesanales navegando en precarios botes impulsados por velas de lona o plásticas que, a diferencia de otros destinos verdeamarelos, no tienen publicidades estampadas de compañías de celulares, petroleras o financieras.


De cascadas, selvas y mar
En Maranhao hay cuatro destinos imperdibles. Uno de ellos, quizás el menos promocionado –injustamente– frente a las maravillas de los restantes, es el de la Chapada das Mesas, en la región sur del estado y muy alejado del mar. Allí, en medio de impresionantes formaciones rocosas y cañones rodeados de selva (o floresta, como se dice en portugués) se descubren decenas de cachoeiras o cascadas (las más destacadas son las de Santa Bárbara, Itapecuruzinho y Pedra Caída, esta última con un salto de 50 m de altura) con piletones que invitan a constantes zambullidas en increíbles aguas transparentes en medio de la soledad más absoluta, y riachos de arenas doradas que zigzaguean entre el verde tropical. Carolina, Riachao e Imperatriz son pequeñas poblados con una mínima aunque cómoda infraestructura de alojamiento, restaurantes y lojas (locales) de artesanías, que sirven de base para un recorrido que recompensará con creces el viaje.


Capital colonial
Como otras tantas ciudades del Brasil, Sao Luis es el resultado de luchas coloniales. La fundó el francés Daniel de la Touche en 1612 pero inmediatamente fue invadida por los holandeses, que la perdieron frente al reino del Portugal después de tres años de guerra en 1644. A pesar del tiempo transcurrido, la ciudad vieja (separada de la parte “nueva” por la bahía Sao José) mantiene más de 3.000 construcciones de los siglos XVII, XVIII y XIX, obviamente con una arquitectura netamente portuguesa. Caminar por sus calles empedradas que mantienen el trazado original del siglo XVII es, nunca mejor dicho, viajar en el tiempo, ser recibido por un pasado siempre presente. Por eso, en 1997 la UNESCO la declaró Patrimonio de la Humanidad.
Los principales edificios históricos a visitar son la Catedral metropolitana o Igreja da Se (siglo XVII); el Palacio dos Leoes, actual palacio de gobierno del estado, construido en el siglo XIX en el mismo lugar donde los franceses habían levantado el fuerte de la ciudad en 1612; y la Fonte das Pedras (Fuente de las Piedras): en sus primeros años de vida, Sao Luis no tenía una red de agua potable, por lo que se construyó esta fuente. Por entonces, era común ver a los esclavos africanos llegar varias veces al día con barriles para distribuir el líquido vital en las casas, e incluso ver a las esclavas lavando la ropa de sus señores. Hoy, la Fonte das Pedras es uno de los monumentos mejor conservados de la ciudad.

Pero no hay que contentarse con conocer estos edificios. Para disfrutar de Sao Luis lo mejor es caminar sus angostas callejuelas en desnivel, admirando caserones ornamentados con los coloridos azulejos centenarios que le dan el apodo de Ciudad de los Azulejos, balcones y tejados anaranjados ennegrecidos por el paso de los años; entrar en decenas de locales de artesanías o detenerse a conversar con artesanos callejeros... Y para la noche, entre miércoles y domingos, degustar la gastronomía maranhense (guisos de camarón, cazuela de leche de coco, arroz cuxá, gallina caipira y otros) en bares antiquísimos que despliegan mesas en calles y veredas acompañando con espectáculos de música, para después divertirse en pubs desbordantes de alegría con ritmos que van del reggae al forró, pasando por el samba, la bossa y la música popular brasileña o MPB.

A tres horas en micro de Sao Luis o 45 minutos en avioneta para cuatro pasajeros, se encuentra el poblado de Barreirinhas. Rústico, pequeño, con sólo dos calles asfaltadas y las restantes de arena, es puerta de entrada a otro de los paraísos de Maranhao: el Parque Nacional Dos Lencois, un paisaje sorprendente de 150.000 hectáreas de médanos de hasta 30 m de altura, a cuyos pies hay otras tantas miles de lagunas color esmeralda. Desde el aire se tiene una vista inmejorable: el océano Atlántico de un lado y el río Preguica y la espesa selva preamazónica que se extiende del otro, encierran a este mar de arenas doradísimas al que no se puede obviar una visita. Para llegar al parque hay que abordar una jardinera (camión 4x4 cuya caja dispone de filas de asientos) y cruzar, primero, el río Preguica a bordo de una balsa.

Luego el vehículo se interna en la selva siguiendo un camino de arena hasta que la primera duna aparece cerrando el paso. Y allí comienza el show. Los lencois reciben este nombre por la similitud que la disposición de los médanos tiene, vistos desde el aire, con las ondas de un lienzo agitado por el viento. Montaña tras otra, y entre cada una esos cálidos espejos de agua dulce que se forman en la época de lluvias, de enero a junio. No hay vegetación aquí ni puntos de referencia.


El delta del río perezoso
Junto al Parque Nacional hay otros lencois pero más pequeños, nada menos que 50.000 hectáreas. Y justo allí existe un pequeño caserío de pescadores artesanales de río llamado Vasouras, donde pueden apreciarse sus rudimentarias chozas construidas con hojas de palmera burutí. Visitados los lencois, conviene salir de Barreirinhas para alojarse en cualquiera de las rústicas posadas ubicadas en la lengua de arena que separa el mar del Preguica. Desde sus embarcaderos parten las lanchas que navegan el río en busca de varias poblaciones en las que el turista es bienvenido con el saludo y la sonrisa de sus habitantes a cada paso.

Preguica, en portugués, significa perezoso. Y el curso tiene ese carácter: baja muy lento y calmo hasta su desembocadura en el mar. Una de las aldeas que hilvana en su recorrido es la de Tapuio, donde la familia Silva explica, en un molino artesanal comunitario, cómo es el proceso para transformar la mandioca en harina o farofa. La navegación sorprende con mil verdes increíbles en cada orilla, con pobladores bañándose y lavando ropa y vajilla en el Preguica, y con la aparición constante de botes de madera impulsados con velas de colores vivos (rojo, amarillo, anaranjado) o motores fuera de borda dedicados a la pesca de especies de río, incluidos enormes y carnosos cangrejos que capturan entre los manglares.

Y así la lancha llega a Mandacarú, otro caserío de calles de arena que se diferencia de los demás por la cantidad de artesanías confeccionadas en madera, conchas de caracol y tejidos de hoja de palmera que se ofrecen a la venta, y por el faro que con casi 40 m de altura resulta un perfecto mirador hacia los cuatro puntos cardinales. Al este, el Atlántico rompiendo contra las arenas de los lencois; al norte, el Preguica con mil meandros uniéndose al mar; al sur y al oeste, el dominio del verde selvático que se extiende tierra adentro, cobijando mil secretos y sorpresas que en los próximos días se seguirán develando. Lo dicho: a Maranhao no le faltan paraísos, lo que falta es tiempo al turista para descubrirlos.


Un mundo por descubrir ( Shirley Bosc, Guía de turismo de Maranhao)
El Brasil fascina a las personas de todo el mundo: fútbol, playas y naturaleza, cultura, la alegría de su pueblo y mucho más. Pero aún existen preciosidades intocadas. El más apasionante de esos secretos es el estado del Maranhão. Cada pedacito del Maranhão revela nuevas sorpresas. El Parque Nacional Dos Lençóis es el único desierto del mundo que cobija miles de lagunas de aguas cristalinas en un escenario indescriptible. Otra belleza es la Floresta de los Guarás, puerta de entrada para la Amazonia, un verdadero santuario ecológico donde habitan el guará, un ave de un rojo intenso que da nombre al lugar. La Chapada das Mesas es una prueba más de que la naturaleza es apasionada por Maranhão: en este paisaje de formaciones rocosas y rica vegetación se revelan decenas de cascadas, una invitación irrecusable tanto para el ocio cuanto para la aventura. Por otro lado está Sao Luís, la capital, puerta de entrada al estado. Su inestimable patrimonio histórico y arquitectónico, la expresividad de su cultura popular y la hospitalidad de su gente cautivan a los visitantes, deslumbrados por fuentes, escaleras y caserones azulejados.

Pablo Caprino
Revista Weekend
Fotos: Web