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sábado, 1 de agosto de 2009

Cazadores de eclipses


Cada vez son más los aficionados a ver cómo se oculta el sol detrás de la luna en diferentes confines del planeta. También, las agencias que ofrecen viajes para disfrutar del espectáculo

El 22 de julio, el eclipse total de sol más largo del siglo XXI oscurecerá el cielo en una estrecha franja de las masas terrestres de Asia y el océano Pacífico. Un disco negro del más allá reemplazará al sol durante casi seis minutos y medio, y desde la India, pasando por China hasta el mar de la costa meridional del Japón, los aventureros embelesados se aglutinarán para verlo. Y yo no perdería la oportunidad de ser uno de ellos.

Mi primer eclipse total de sol fue en Hungría en 1999, apenas pasado el mediodía de un claro día de verano. Mi amigo Tamás y yo estábamos visitando a sus padres en Zánka, un pueblo a orillas del lago Balatón, y cuando se acercó el momento estábamos de pie, charlando en el patio, expectantes, pero ahora me doy cuenta de que no estábamos preparados.

A medida que la luna ocultaba más y más al sol, el cielo se tornó de un violeta fulgurante. Las cigarras, confundidas por el crepúsculo al mediodía, comenzaron con su canto vespertino. La temperatura descendió bruscamente y corrió una brisa repentina. Cuando el eclipse fue total, me quité las lentes especiales -una medida de seguridad fundamental-, miré hacia el sol y tambaleé, la cabeza me dio vueltas.

La transformación de la realidad en un eclipse total de sol es indescriptible. Estaba atónita, desorientada, totalmente conmovida, como si me hubiera deslizado por un agujero de gusano hacia un universo alternativo. Me sentía como un actor involuntario de un episodio de La dimensión desconocida.

Al cabo de unos minutos, el sol dejó de ocultarse detrás de la luna y todo volvió a la normalidad. Y tan repentino como comenzó, así finalizó mi primer eclipse total de sol. Pero al igual que otros miles de personas en el mundo, quedé hechizada.

Un número creciente de cazadores de eclipses, o umbráfilos, como también se los conoce, viajan a los confines del planeta especialmente para ver eclipses totales de sol y entonces se llenó de operadores turísticos para llevarlos hasta allí. Además de darnos la emoción de estar bajo la sombra de la luna, o umbra, el eclipse se convierte en la pieza central de un viaje de aventura en regiones exóticas.

Los umbráfilos han ido en busca de eclipses hasta los lagos de Kazakh, las sabanas de Zambia y los desiertos de Argelia. Contratan cruceros para que los lleven hasta el Atlántico Norte, el Caribe y el medio del Pacífico. Sobrevuelan el Polo Norte, con la cara pegada a las diminutas ventanillas para ver un eclipse desde 10.000 metros de altura.

Los mitos sobre eclipses son muy pintorescos: el sol y la luna que pelean o hacen el amor, lobos hambrientos o serpientes que devoran la luz. Pero el antiguo relato chino, que cuenta que el eclipse es causado por un dragón que se traga al sol, parece muy apropiado. Los fanáticos de los eclipses están dispuestos a invertir el tiempo y el dinero que se necesite en busca del dragón.


Una cuota de misticismo

Las mejores ofertas para ver eclipses están por lo general organizadas por operadores que conocen las condiciones del lugar, que puede resultar caótico para el turista, y cuentan con transporte seguro, confiable, y la mejor hotelería y puntos de observación. Como las nubes pueden oscurecer la vista de un eclipse, los operadores organizan las excursiones en lugares de climas más despejados. La mayoría ofrece conferencias sobre el aspecto científico del eclipse y el arte de observarlo, incluido el mantra vital para los novatos: no molestar con cámaras y otras distracciones; a sentarse y a disfrutar.

La experiencia evoca un lenguaje cargado de misticismo y fascinación. "Un eclipse es una visión fugaz del mundo desde fuera de nuestra perspectiva usual", dijo Liz O?Mara, ejecutiva neoyorquina y veterana de tres eclipses. "Desde esa posición estratégica puedo ver con más facilidad nuestro lugar en el universo", agregó.

Glenn Schneider, astrónomo del Observatorio Steward de la Universidad de Arizona, que vio 27 eclipses totales de sol, hizo un comentario en términos científicos: "La totalidad es más fuerte que los opioides y las feromonas".

La alineación perfecta de la Tierra y la luna que oscurece el sol en los eclipses totales ocurre sólo cada 16 meses aproximadamente, y no dura más de siete minutos y medio (por lo general, sólo tres o cuatro), y es visible desde menos de un 1% de la superficie terrestre. El último que se vio desde la ciudad de Nueva York fue en 1925 y duró no más de un minuto; el próximo se producirá en 2079. Si usted es muy joven y goza de buena salud, podrá esperar que el eclipse llegue a usted. De lo contrario, tendrá que ir en su busca.


Dimensión desconocida
Y lo perseguimos. En marzo de 2006, Tamás y yo nos encontramos en Ghana para ver nuestro segundo eclipse. Volamos hasta Accra, la capital, y fuimos en ómnibus hasta Cape Coast, 150 km al sur. En lugar de unirnos al grupo de buscadores de eclipses en la playa, en las afueras de la ciudad, compartimos el momento con unos pocos residentes: las cuatro personas que componían el staff del hotel Mighty Victory. A medida que la luna se deslizaba tapando la superficie del sol crecía mi ansiedad. ¿Sería tan sobrecogedor como la vez anterior?

No debí preocuparme. Cuando el último diamante del sol se ocultó detrás de la luna, estaba otra vez transportada a la dimensión desconocida; en esta oportunidad, durante 3 minutos 20 segundos

El eclipse de este año será el primero en compañía de sus buscadores, seremos 86 umbráfilos guiados por Rick Brown, un comerciante de Long Island. Nos reuniremos en un punto de observación en las afueras de Wuhan, China, después del amanecer. Juntos, haremos rituales para alejar las nubes; nos pondremos las lentes especiales, y aguardaremos allí. En el momento del eclipse total, hasta los veteranos más avezados gritan con fervor religioso.

Todo parece un poco exagerado, hasta que se ve uno.

Bill Kramer, un consultor de computación de Ohio que tiene un sitio en la Web para seguidores de eclipses, se describe como un cínico sobre la mayoría de las cosas que pretenden ser maravillosas, salvo esta experiencia. "Un eclipse -comentó- es lo único que en verdad cubre las expectativas.".


Con la vista en China
Un sitio en la Web completo para buscadores de eclipses es www.eclipsechasers.com . Para ver fechas y mapas de eclipses pasados y futuros en Google consultar eclipse.gsfc.nasa.gov/solar.html .
Las lentes especiales son fundamentales cuando el eclipse no es total; una fuente es www.rainbowsymphonystore.com .

Después del 22 de julio, los próximos tres eclipses totales se producirán el 11 de julio de 2010, sobre el Pacífico Sur; el 23 de noviembre de 2012, sobre el norte de Australia, y el 3 de noviembre de 2013, sobre Africa central.

Esta es una muestra de los tours con observación del eclipse en China. Los precios se calculan por persona, y el alojamiento, en base doble: MWT Associates ( www.melitatrips.com ), de Melita Thorpe, que organiza este tipo de excursiones desde hace más de veinte años. Su viaje del 13 al 26 de julio (US$ 5785, incluida la tarifa aérea desde Nueva York) abarcará la vista del eclipse cerca de Three Gorges Dam, un crucero de siete días por el río Yangtsé y conferencias dadas por editores de la revista Astronomy .

Rick Brown?s Eclipse Safari ( www.eclipse-chasers.com/esafari ), el décimo viaje para observar eclipses organizado por Brown, del 14 al 27 de julio (US$ 3495, no incluye la tarifa aérea) comprende la observación del eclipse desde una universidad en las afueras de Wuhan; un crucero de tres días por el Yangtsé; paradas en la Gran Muralla; Tiananmen Square, y conferencias dictadas por Glenn Schneider, del Observatorio Steward, y Sheridan Williams, autor de Total Solar Eclipse 2008 & 2009. A Classic Tours Collection ( www.aclassictour.com ) organiza este tipo de viajes desde hace más de 25 años. El del 19 de julio al 2 de agosto (US$ 2695, sin aéreo) incluye la observación del eclipse cerca de Hangzhou y una conferencia dictada por Jay Pasachoff, profesor de Astronomía del Williams College.

Christina Koukkos (Traducción de Andrea Arko)
The New York Times
Fotos: web

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