Arrancó la temporada alta de mochileros. Aquí, una guía para que el amateur se atreva en el intento.
La naturaleza llama cuando el tiempo se vuelve cordial y el animo sontoniza con el cielo abierto. Entonces, la tentación de agarrar la mochila y salir a la aventura se vuelve un reflejo casi condicionado por estas circunstancias propicias y no se limita necesariamente a los viajeros más jóvenes. Los adultos también adhieren a esta tendencia.
Para facilitar las cosas, en el caso de aquellos que por primera vez se lanzarán "al camino", acá van algunas consignas que podríamos definir como el abecé del buen mochilero.
En primer lugar, la mochila. Es recomendable que tenga forma anatómica y esté equipada con una armazón interna, lo que permite una mejor distribución de los objetos para proteger la columna vertebral. También es clave para equilibrar el peso y comprimir el equipaje y considerar una segunda mochila o "day pack" para llevar sólo los elementos esenciales cuando se hace base en algún sitio y se desea, por ejemplo, salir a dar una vuelta o hacer un trekking por la zona.
Cuestión de peso
En primer lugar, los objetos más pesados deben situarse en la parte superior para que la carga sea equilibrada a lo largo de la columna vertebral.
Se recomienda colocar la ropa a lo largo del espaldar para una mayor comodidad; aquellos elementos de mayor utilidad -como documentos, mapas, pilotín, brújula- en los bolsillos, en la tapa, o por fuera de la mochila, sujetos con las correas que vienen para este fin.
Para los hombres se recomiendan mochilas de 80 litros para las mujeres entre 40 a 60 litros. Los precios oscilan entre los 300 y 500 pesos según los modelos.
Las carpas y las bolsas
Si bien existen diferentes modelos, las iglú son las que más se adaptan a las necesidades de los mochileros principiantes. Su estructura liviana y con parantes flexibles posibilita una gran resistencia al viento y son fáciles de trasladar y más estables que las carpas canadienses. Las de alta montaña son similares a las iglú y difieren en el diseño (estas últimas tienen forma de túnel). Las geodésicas son más caras, poseen varillas regulables que permiten buscar la forma más adecuada a una situación ambiental particular. A la hora de acampar, debemos instalarnos sobre un terreno nivelado para evitar las inundaciones en caso de lluvia.
Se pueden conseguir carpas a partir de los 300 pesos y el precio depende del modelo y de la capacidad de personas que puedan dormir en ella.
Es un mito que las carpas difieren en la protección contra el frío. Sí se diferencian en ventilación. Para protegerse del frío se usan las bolsas de dormir, que se clasifican por estaciones. Existen bolsas primavera/verano, las que también son aptas para el invierno y las que contemplan las cuatro estaciones (que soportan temperaturas casi polares).
Su capacidad térmica se mide en grados centígrados y es a esta medida a lo que el viajero debe prestar atención al momento de la compra. Para el mochilero amateur se recomienda una bolsa de "tres estaciones". También es recomendable llevar un aislante para no padecer el frío del suelo.
Marmita
Al viajar al exterior antes de salir hay que asesorarse previamente sobre las vacunas que podría requerir el país de destino.
Para acampar hay que contar con algunos elementos imprescindibles como una linterna o farol, un cortaplumas multiuso, cuerdas que puedan servirnos para atar elementos o colgar ropa, hilo, aguja y cuchillo.
El sol y los paisajes esperan. Es tiempo de mochilas. Y ahora no deberían quedar dudas sobre la mejor forma de llevarlas.
Fernanda Martínez
Clarín - Viajes
Fotos: Web
Nota Turismo Virtual: 1 U$S = 3,35 $ argentinos
1 comentario:
bueno blog.
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