Montañas calientes. Los incas los “calmaban” con sacrificios. Para los mapuches eran el hogar del padre fundador de las razas. Lo cierto es que aún existen en el mundo unos 1.500 volcanes en actividad.
Los incas ofrecían, cada año, el sacrificio de diez doncellas para evitar su furia; los mapuches creían que era el hogar del Pillán, padre fundador de las razas, y es por ese motivo que le profesaban un respeto natural: querían evitar que se enojara, que desatara su ira. En el norte de Chile, de acuerdo a la leyenda, el Parinacota y el Pomerape eran dos amantes cuya relación fue prohibida por algún Dios sin nombre que se oponía a esta unión. El castigo fue transformarlos, en un abrir y cerrar de ojos, en cerros gemelos. Y la forma que encontraron estos dos amantes de unirse, de acercarse, fue bramar con fuego.
Volcanes, chimeneas gigantes, monstruos ruidosos que rugen desde las entrañas de la tierra, anillos de fuego que despliegan la cólera de la que los ha dotado la naturaleza, una irritación de la que bastan breves segundos para destruir ciudades enteras. Y luego ingresan en prolongados períodos de calma, en la tranquilidad después de la paliza. Lo que para nosotros serían días y meses y años y siglos, para ellos es apenas un instante. Pero los pueblos han aprendido a rehacerse desde sus propias ruinas, desde los restos de esa furia, y los aventureros a caminar sobre los cráteres de la tierra.
Activos, durmientes, submarinos
El mito dice que la palabra volcán proviene de Vulcano, dios romano del fuego y de la metalurgia. La ciencia explica que se trata de un punto de la superficie terrestre que puede encontrarse en los continentes o en el fondo de los océanos, por donde son expulsados al exterior el magma, los gases y los líquidos del interior de la tierra a elevadas temperaturas. La Asociación Internacional de Vulcanología establece que, hoy en día, existen alrededor de 1.500 volcanes activos en el mundo. Y los países que albergan estos fenómenos naturales han comenzado a explotarlos diseñando circuitos que llegan hasta sus entrañas. Pero antes de emprender la aventura, es importante saber que no todos los volcanes son iguales. En primer lugar, están los activos, aquellos que entran en actividad eruptiva ocasionalmente, y permanecen en reposo la mayor parte del tiempo. El período de actividad puede durar desde una hora a varios años. Y la calma, meses, décadas, siglos. Los durmientes mantienen ciertos signos de actividad, como las aguas termales y las fumarolas. Los que estuvieron en actividad durante períodos muy lejanos y no muestran indicios de reactivación son los extintos. Y por último, los submarinos, que se producen por fisuras en la superficie terrestre que se encuentra bajo el nivel del mar. En su gran mayoría estos se sitúan en zonas de alto movimiento tectónico de placas, también conocidas como dorsales oceánicas.
5 y 10
Cinco son las zonas del mundo que poseen mayor concentración de volcanes. La Circumpacífica, conocida como Cinturón de Fuego, una de las más prolíficas del planeta, se extiende alrededor de todo el océano Pacífico y las costas de América, Asia y Oceanía. Los volcanes más activos se encuentran en Alaska, Hawai, Perú, Chile y Filipinas (con más de 300 en su haber). La zona asiático-mediterránea se explaya por los océanos Atlántico y Pacífico en sentido transversal de oeste a este. Los cráteres con mayor acción se concentran en Italia, Turquía e Indonesia. En la zona índica existen muchas islas y montañas submarinas con volcanes activos. La Atlántica comprende los volcanes de Islandia, Santa Helena y los archipiélagos de Azores y Canarias. Y por último, la africana, donde sobresale el Kilimanjaro. A la hora de elegir los diez volcanes más activos del mundo, los especialistas coinciden y dicen: Kilimanjaro (Tanzania), Fuji (Japón), Krakatoa (Indonesia), Popocatépetl (México), Monte Tambora (Indonesia), Kilauea (Hawai), Vesubio (Italia), Etna (Italia), Mauna Loa (Hawai).
Acción (de Kamchatka al Kilimanjaro)
La adrenalina se siente en cada parte del cuerpo, los latidos del corazón parecen estar jugando una carrera, cada pisada provoca emoción. Recorrer el cráter de un volcán se asemeja a estar caminando por la superficie lunar, pero en la tierra. Pensar que en cualquier momento la lava y el fuego pueden entrar en acción le otorga más aventura a la experiencia.
En Asia las alternativas son tantas como la diversidad de volcanes. Filipinas marcha a la cabeza en este sentido, puesto que el gobierno difunde activamente el turismo volcánico. Las opciones: realizar caminatas por los cañones de lava solidificada y cenizas de la última erupción del monte Pinatubo, que en 1991 causó mil muertos, alcanzar la cumbre y hasta darse un chapuzón en las aguas calientes del lago del cráter. En tanto al volcán Mayon (2400 m), de perfecta forma cónica, es posible ascender y hasta acampar en algunos espacios selváticos permitidos.
Considerado sagrado desde la antigüedad, y muy retratado en el arte japonés, el monte Fuji presenta un atractivo cono volcánico donde se puede practicar alpinismo desde principios de julio hasta finales de agosto. En Kamchatka, la propuesta es contratar excursiones en 4x4 y recorrer la ruta que atraviesa los nueve volcanes más activos del país. Durante el tour es posible caminar por encima de una llanura de ceniza, escuchar los sonidos de la tierra proveniente de los volcanes Mutnovsky, Gorely y Avachinsky y observar la belleza del Kluchevskoy, el más grande de Eurasia.
Entre las nubes, aguarda el Kilimanjaro, en Tanzania. El gigantesco monte no sólo atrae por su tamaño (5800 m) sino también por su historia y su misticismo, que Ernest Hemingway retrató en Las nieves del Kilimanjaro. Se trata de un estratovolcán formado por tres cráteres con nieves perpetuas, gracias al glaciar que existe en su cima. El ascenso es de alta exigencia y hay varias rutas de distinta complejidad, con senderos que llegan a la cumbre a través de un exigente trekking, y otros con escalada en hielo. Una de las más elegidas es la de Marangu, que requiere al menos cinco días hasta llegar al punto final, siempre con guías, porteadores y equipamiento de montaña. Los mejores meses: enero y febrero, o en septiembre y octubre.
Acción 2 (de Hawai a Costa Rica)
Por tierra, mar o aire es posible llegar a los volcanes de Hawai. Es que cada isla del archipiélago hawaiano está integrada por al menos un volcán, y alguna de ellas, por una combinación de varios, como la isla Grande. El Parque Nacional de los Volcanes constituye “el” sitio para observar a estos colosos en acción, como el Mauna Loa (el más alto del mundo) y el Kilauea, que ha estado en continua erupción desde 1983. Contemplar las corrientes de lava fundida, los cráteres humeantes y los lagos de lava es una realidad dentro del área. Algunas condiciones para los visitantes: respetar las reglas de observación de volcanes activos y estar entrenados. Si bien los tours son seguros, el acercamiento puede suponer algún peligro. Para observar las mejores vistas, nada mejor que los recorridos en helicóptero, y para los que prefieren el agua, existen avistajes desde el mar donde se observa cuando la lava sobrepasa los bordes de la isla e ingresa en el océano.
Costa Rica es la meca de los volcanes dentro de América Central, con más de cien de ellos, de los cuales diez tienen actividad como sulfataras, fumarolas y esporádicas erupciones de vapor o lava. El Poás es de muy fácil acceso, ya que todo el camino al cráter principal (activo con pequeñas emisiones de gases y laguna ácida) es asfaltado. Además, dentro del parque existen senderos bien delineados y un bosque nuboso cubierto de bromelias y helechos. El Arenal es otro de los que merece una visita, debido a su gran actividad. De noche expulsa su furia con explosiones intermitentes de ceniza y lava, juegos de pirotecnia naturales que iluminan el cielo de luces incandescentes. Muy cerca, en las terrazas de los hoteles y bares con vista privilegiada, miles de flashes de cámaras fotográficas intentarán captar ese instante único, sublime de la naturaleza.
Valeria Vizzón
Perfil - Turismo
Volcanes, chimeneas gigantes, monstruos ruidosos que rugen desde las entrañas de la tierra, anillos de fuego que despliegan la cólera de la que los ha dotado la naturaleza, una irritación de la que bastan breves segundos para destruir ciudades enteras. Y luego ingresan en prolongados períodos de calma, en la tranquilidad después de la paliza. Lo que para nosotros serían días y meses y años y siglos, para ellos es apenas un instante. Pero los pueblos han aprendido a rehacerse desde sus propias ruinas, desde los restos de esa furia, y los aventureros a caminar sobre los cráteres de la tierra.
El Cinturón de Fuego, en el Pacífico, es una de las zonas más activas, y el más grande está en Africa.
Activos, durmientes, submarinos
El mito dice que la palabra volcán proviene de Vulcano, dios romano del fuego y de la metalurgia. La ciencia explica que se trata de un punto de la superficie terrestre que puede encontrarse en los continentes o en el fondo de los océanos, por donde son expulsados al exterior el magma, los gases y los líquidos del interior de la tierra a elevadas temperaturas. La Asociación Internacional de Vulcanología establece que, hoy en día, existen alrededor de 1.500 volcanes activos en el mundo. Y los países que albergan estos fenómenos naturales han comenzado a explotarlos diseñando circuitos que llegan hasta sus entrañas. Pero antes de emprender la aventura, es importante saber que no todos los volcanes son iguales. En primer lugar, están los activos, aquellos que entran en actividad eruptiva ocasionalmente, y permanecen en reposo la mayor parte del tiempo. El período de actividad puede durar desde una hora a varios años. Y la calma, meses, décadas, siglos. Los durmientes mantienen ciertos signos de actividad, como las aguas termales y las fumarolas. Los que estuvieron en actividad durante períodos muy lejanos y no muestran indicios de reactivación son los extintos. Y por último, los submarinos, que se producen por fisuras en la superficie terrestre que se encuentra bajo el nivel del mar. En su gran mayoría estos se sitúan en zonas de alto movimiento tectónico de placas, también conocidas como dorsales oceánicas.
5 y 10
Cinco son las zonas del mundo que poseen mayor concentración de volcanes. La Circumpacífica, conocida como Cinturón de Fuego, una de las más prolíficas del planeta, se extiende alrededor de todo el océano Pacífico y las costas de América, Asia y Oceanía. Los volcanes más activos se encuentran en Alaska, Hawai, Perú, Chile y Filipinas (con más de 300 en su haber). La zona asiático-mediterránea se explaya por los océanos Atlántico y Pacífico en sentido transversal de oeste a este. Los cráteres con mayor acción se concentran en Italia, Turquía e Indonesia. En la zona índica existen muchas islas y montañas submarinas con volcanes activos. La Atlántica comprende los volcanes de Islandia, Santa Helena y los archipiélagos de Azores y Canarias. Y por último, la africana, donde sobresale el Kilimanjaro. A la hora de elegir los diez volcanes más activos del mundo, los especialistas coinciden y dicen: Kilimanjaro (Tanzania), Fuji (Japón), Krakatoa (Indonesia), Popocatépetl (México), Monte Tambora (Indonesia), Kilauea (Hawai), Vesubio (Italia), Etna (Italia), Mauna Loa (Hawai).
Acción (de Kamchatka al Kilimanjaro)
La adrenalina se siente en cada parte del cuerpo, los latidos del corazón parecen estar jugando una carrera, cada pisada provoca emoción. Recorrer el cráter de un volcán se asemeja a estar caminando por la superficie lunar, pero en la tierra. Pensar que en cualquier momento la lava y el fuego pueden entrar en acción le otorga más aventura a la experiencia.
En Asia las alternativas son tantas como la diversidad de volcanes. Filipinas marcha a la cabeza en este sentido, puesto que el gobierno difunde activamente el turismo volcánico. Las opciones: realizar caminatas por los cañones de lava solidificada y cenizas de la última erupción del monte Pinatubo, que en 1991 causó mil muertos, alcanzar la cumbre y hasta darse un chapuzón en las aguas calientes del lago del cráter. En tanto al volcán Mayon (2400 m), de perfecta forma cónica, es posible ascender y hasta acampar en algunos espacios selváticos permitidos.
Considerado sagrado desde la antigüedad, y muy retratado en el arte japonés, el monte Fuji presenta un atractivo cono volcánico donde se puede practicar alpinismo desde principios de julio hasta finales de agosto. En Kamchatka, la propuesta es contratar excursiones en 4x4 y recorrer la ruta que atraviesa los nueve volcanes más activos del país. Durante el tour es posible caminar por encima de una llanura de ceniza, escuchar los sonidos de la tierra proveniente de los volcanes Mutnovsky, Gorely y Avachinsky y observar la belleza del Kluchevskoy, el más grande de Eurasia.
Entre las nubes, aguarda el Kilimanjaro, en Tanzania. El gigantesco monte no sólo atrae por su tamaño (5800 m) sino también por su historia y su misticismo, que Ernest Hemingway retrató en Las nieves del Kilimanjaro. Se trata de un estratovolcán formado por tres cráteres con nieves perpetuas, gracias al glaciar que existe en su cima. El ascenso es de alta exigencia y hay varias rutas de distinta complejidad, con senderos que llegan a la cumbre a través de un exigente trekking, y otros con escalada en hielo. Una de las más elegidas es la de Marangu, que requiere al menos cinco días hasta llegar al punto final, siempre con guías, porteadores y equipamiento de montaña. Los mejores meses: enero y febrero, o en septiembre y octubre.
Por tierra, mar o aire es posible llegar a los volcanes de Hawai. Es que cada isla del archipiélago hawaiano está integrada por al menos un volcán, y alguna de ellas, por una combinación de varios, como la isla Grande. El Parque Nacional de los Volcanes constituye “el” sitio para observar a estos colosos en acción, como el Mauna Loa (el más alto del mundo) y el Kilauea, que ha estado en continua erupción desde 1983. Contemplar las corrientes de lava fundida, los cráteres humeantes y los lagos de lava es una realidad dentro del área. Algunas condiciones para los visitantes: respetar las reglas de observación de volcanes activos y estar entrenados. Si bien los tours son seguros, el acercamiento puede suponer algún peligro. Para observar las mejores vistas, nada mejor que los recorridos en helicóptero, y para los que prefieren el agua, existen avistajes desde el mar donde se observa cuando la lava sobrepasa los bordes de la isla e ingresa en el océano.
Costa Rica es la meca de los volcanes dentro de América Central, con más de cien de ellos, de los cuales diez tienen actividad como sulfataras, fumarolas y esporádicas erupciones de vapor o lava. El Poás es de muy fácil acceso, ya que todo el camino al cráter principal (activo con pequeñas emisiones de gases y laguna ácida) es asfaltado. Además, dentro del parque existen senderos bien delineados y un bosque nuboso cubierto de bromelias y helechos. El Arenal es otro de los que merece una visita, debido a su gran actividad. De noche expulsa su furia con explosiones intermitentes de ceniza y lava, juegos de pirotecnia naturales que iluminan el cielo de luces incandescentes. Muy cerca, en las terrazas de los hoteles y bares con vista privilegiada, miles de flashes de cámaras fotográficas intentarán captar ese instante único, sublime de la naturaleza.
Valeria Vizzón
Perfil - Turismo
1 comentario:
El Volcán Domuyo de Neuquén, Argentina tiene 4.709 metros de altura sobre el nivel del mar, y es la mayor altura del sur argentino. Es considerado el "Techo de la Patagonia" ya que es su cima más alta. Es hermooooooooso poder verlo.
Felicitas- Hoteles Buenos Aires en Capital-Alojamiento en Buenos Aires-Hotel En Buenos Aires
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