Con sus costas bañadas por dos océanos, zonas protegidas, volcanes y selvas tropicales, Panamá amenaza con quitarle a su vecina Costa Rica el título del reino del turismo aventura. Y lo hace, además, con hoteles de lujo dotados de spas perfectos para terminar un día lleno de adrenalina. ¿El mejor ejemplo? Boquete, un pequeño pueblo rodeado por montañas que hoy es la Meca de los amantes del ecoturismo.
Rodeado por montañas verdes cercanas al volcán Barú, en la región occidental de Panamá, Boquete es hoy uno de los destinos de ecoturismo más nuevos en América Central. Aquí, las posibilidades de actividades outdoors son muchísimas, desde trekking y escalada hasta observación de aves y rafting. Y como suele suceder, han sido principalmente extranjeros los que han sacado provecho de la belleza natural de este reducto, pues son ellos quienes están abriendo para los turistas restaurantes, agencias de tures, bed–and–breakfasts y spas.
En las últimas dos décadas muchos norteamericanos y europeos se han construido casas en Boquete y sus alrededores. Primero, llegan atraídos por el clima: gracias a sus más de 900 metros de altitud, todo el año hay una temperatura primaveral mucho más agradable que el agobiante calor que azota a las tierras bajas. Y luego, por el bajo costo de vida y por las permisivas leyes de bienes raíces.
Comparado con Costa Rica, aquí el turismo todavía está en pañales, pero ya hay signos de cambio. Es cosa de ver el público que ahora llega al restaurante Amigos, un boliche abierto por dos canadienses frente al parque central de Boquete: turistas jóvenes que devoran hamburguesas y papas fritas mientras estudian sus guías Lonely Planet y revisan sus cámaras digitales.
Para muchos, Boquete es como la Costa Rica de hace 15 años. Al igual que los poblados Monteverde y La Fortuna en Costa Rica, Boquete está aprovechando sus bosques, ríos y abundante vida silvestre. Pero el desarrollo en Panamá va por una ruta más lujosa. A Boquete, por ejemplo, llegan los turistas en enormes jeeps arrendados en David, la cuarta ciudad más grande de Panamá, y alojan en suntuosos hoteles que cuelgan de las colinas.
Uno muy popular es el Panamonte Inn y Spa (www.panamonteinnandspa.com), con servicio de primer nivel, cenas a la luz de las velas, spa, y cómodas habitaciones (desde 95 dólares) y cabañas (138 dólares; precios de temporada alta, que rige del 1 de noviembre al 30 de abril).
Otro hotel muy cotizado es La Montaña y El Valle Coffee Estate Inn (www.coffeeestateinn.com). Abierto por inmigrantes canadienses, cuenta con tres bungalows aislados, insertos al medio de verdes cafetales y preciosos jardines con flores exóticas (130 dólares diarios).
Detalles como sábanas de muchos hilos y masajes de aromaterapia han dado a Boquete una reputación contraria a la que tiene, por ejemplo, Bocas del Toro. Mientras este lugar, en la costa del Atlántico, es el epicentro de la juerga panameña, en Boquete los turistas se acuestan con el sol, pues es en las mañanas cuando el pueblo cobra vida. Ya es común ver a un puñado de balsas azules bajando por los ríos Chiriquí Viejo, Gariche y Dolega. Una de las agencias más antiguas en la región, Chiriquí River Rafting (www.panama–rafting com), organiza raftings diarios tanto para principiantes como para los que se atreven con rápidos clase IV (desde 60 dólares por persona).
Para aquellos que prefieren permanecer secos, Coffee Adventures (www.coffeeadventures.net) tiene tures a la plantación de café Kotowa, que asegura poseer el molino de café más antiguo de Panamá (22,5 dólares por persona). Los visitantes recorren el sembradío, conocen a los agricultores y, por supuesto, degustan variedades de café en el molino.
Los bosques que rodean Boquete son ideales para la observación de aves como quetzales, tucanes y loros. Otra alternativa es el canopy. Boquete Tree Trek (www.aventurist.com) posee un tendido con doce cables dispersos por las copas del denso bosque, y que permiten alcanzar diferentes velocidades (viajes de medio día, 60 dólares).
Al terminar el día, lo mejor es someterse a un masaje con piedras calientes en el hotel, regalonearse con una apetitosa cena, o disfrutar de aquel libro postergado. Pero no hasta muy tarde. En Boquete hay mucho que hacer en la mañana.
Panamá para todos los gustos
Ciudad de Panamá: tiene mucha vida nocturna, en especial en la calle Uruguay, con locales populares como Moods y el bar Sahara. A poco más de una hora en auto se llega a playas como Coronado y Playa Blanca, donde se construye un proyecto de condominios que incluirá el Nikki Beach Club, perteneciente a la cadena de clubes más fashion de Miami. Otra opción es ir de compras. El mall Multiplaza Pacific cuenta con un sector llamado "Luxury Avenue", con tiendas como Louis Vuitton, Carolina Herrera y Bulgari.
Isla Coiba: fue una colonia penal hasta hace 4 años. Hoy, este parque nacional declarado patrimonio mundial por la Unesco es considerado como "las Galápagos" de Panamá debido a su variedad de flora y fauna. Además, hay un extenso arrecife de coral, poblado por tiburones, delfines, ballenas y tortugas, perfecto para el buceo.
San Blas: archipiélago compuesto por más de 300 islas rodeadas por aguas cristalinas y habitadas por los indios Kuna. Unos 160 mil turistas llegan en avioneta cada año, además de innumerables yates privados.
Volcán Barú: con sus más de 3.500 metros, es el punto más alto de Panamá. Este parque nacional es muy popular entre los aficionados a mirar pájaros, en especial el evasivo y esplendoroso quetzal, considerada por los mayas como un ave sagrada.
Más información en: www.visitpanama.com
Jeff Koyen
The New York Times
Rodeado por montañas verdes cercanas al volcán Barú, en la región occidental de Panamá, Boquete es hoy uno de los destinos de ecoturismo más nuevos en América Central. Aquí, las posibilidades de actividades outdoors son muchísimas, desde trekking y escalada hasta observación de aves y rafting. Y como suele suceder, han sido principalmente extranjeros los que han sacado provecho de la belleza natural de este reducto, pues son ellos quienes están abriendo para los turistas restaurantes, agencias de tures, bed–and–breakfasts y spas.
En las últimas dos décadas muchos norteamericanos y europeos se han construido casas en Boquete y sus alrededores. Primero, llegan atraídos por el clima: gracias a sus más de 900 metros de altitud, todo el año hay una temperatura primaveral mucho más agradable que el agobiante calor que azota a las tierras bajas. Y luego, por el bajo costo de vida y por las permisivas leyes de bienes raíces.
Comparado con Costa Rica, aquí el turismo todavía está en pañales, pero ya hay signos de cambio. Es cosa de ver el público que ahora llega al restaurante Amigos, un boliche abierto por dos canadienses frente al parque central de Boquete: turistas jóvenes que devoran hamburguesas y papas fritas mientras estudian sus guías Lonely Planet y revisan sus cámaras digitales.
Para muchos, Boquete es como la Costa Rica de hace 15 años. Al igual que los poblados Monteverde y La Fortuna en Costa Rica, Boquete está aprovechando sus bosques, ríos y abundante vida silvestre. Pero el desarrollo en Panamá va por una ruta más lujosa. A Boquete, por ejemplo, llegan los turistas en enormes jeeps arrendados en David, la cuarta ciudad más grande de Panamá, y alojan en suntuosos hoteles que cuelgan de las colinas.
Uno muy popular es el Panamonte Inn y Spa (www.panamonteinnandspa.com), con servicio de primer nivel, cenas a la luz de las velas, spa, y cómodas habitaciones (desde 95 dólares) y cabañas (138 dólares; precios de temporada alta, que rige del 1 de noviembre al 30 de abril).
Otro hotel muy cotizado es La Montaña y El Valle Coffee Estate Inn (www.coffeeestateinn.com). Abierto por inmigrantes canadienses, cuenta con tres bungalows aislados, insertos al medio de verdes cafetales y preciosos jardines con flores exóticas (130 dólares diarios).
Detalles como sábanas de muchos hilos y masajes de aromaterapia han dado a Boquete una reputación contraria a la que tiene, por ejemplo, Bocas del Toro. Mientras este lugar, en la costa del Atlántico, es el epicentro de la juerga panameña, en Boquete los turistas se acuestan con el sol, pues es en las mañanas cuando el pueblo cobra vida. Ya es común ver a un puñado de balsas azules bajando por los ríos Chiriquí Viejo, Gariche y Dolega. Una de las agencias más antiguas en la región, Chiriquí River Rafting (www.panama–rafting com), organiza raftings diarios tanto para principiantes como para los que se atreven con rápidos clase IV (desde 60 dólares por persona).
Para aquellos que prefieren permanecer secos, Coffee Adventures (www.coffeeadventures.net) tiene tures a la plantación de café Kotowa, que asegura poseer el molino de café más antiguo de Panamá (22,5 dólares por persona). Los visitantes recorren el sembradío, conocen a los agricultores y, por supuesto, degustan variedades de café en el molino.
Los bosques que rodean Boquete son ideales para la observación de aves como quetzales, tucanes y loros. Otra alternativa es el canopy. Boquete Tree Trek (www.aventurist.com) posee un tendido con doce cables dispersos por las copas del denso bosque, y que permiten alcanzar diferentes velocidades (viajes de medio día, 60 dólares).
Al terminar el día, lo mejor es someterse a un masaje con piedras calientes en el hotel, regalonearse con una apetitosa cena, o disfrutar de aquel libro postergado. Pero no hasta muy tarde. En Boquete hay mucho que hacer en la mañana.
Panamá para todos los gustos
Ciudad de Panamá: tiene mucha vida nocturna, en especial en la calle Uruguay, con locales populares como Moods y el bar Sahara. A poco más de una hora en auto se llega a playas como Coronado y Playa Blanca, donde se construye un proyecto de condominios que incluirá el Nikki Beach Club, perteneciente a la cadena de clubes más fashion de Miami. Otra opción es ir de compras. El mall Multiplaza Pacific cuenta con un sector llamado "Luxury Avenue", con tiendas como Louis Vuitton, Carolina Herrera y Bulgari.
Isla Coiba: fue una colonia penal hasta hace 4 años. Hoy, este parque nacional declarado patrimonio mundial por la Unesco es considerado como "las Galápagos" de Panamá debido a su variedad de flora y fauna. Además, hay un extenso arrecife de coral, poblado por tiburones, delfines, ballenas y tortugas, perfecto para el buceo.
San Blas: archipiélago compuesto por más de 300 islas rodeadas por aguas cristalinas y habitadas por los indios Kuna. Unos 160 mil turistas llegan en avioneta cada año, además de innumerables yates privados.
Volcán Barú: con sus más de 3.500 metros, es el punto más alto de Panamá. Este parque nacional es muy popular entre los aficionados a mirar pájaros, en especial el evasivo y esplendoroso quetzal, considerada por los mayas como un ave sagrada.
Más información en: www.visitpanama.com
Jeff Koyen
The New York Times
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