En diferentes lugares del país los habitantes se reúnen para realizar ofertas interesantes para los turistas, mientras conservan sus raíces y cuidan el medio ambiente
Cuando Imke Schmidt terminó su pasantía de seis meses en una de las compañías telefónicas alemanas más importantes del mundo, decidió que era el momento de hacer algo por los otros. Buscó por Internet y, a través de una propuesta del Instituto de Desarrollo Educativo y Acción Social (Ideas), con sede en Córdoba, llegó a la Argentina con una misión muy concreta: ayudar a varios grupos de pobladores rurales que buscaban vivir de lo que producían.
Durante cinco meses Imke ayudó a un grupo de mujeres de Unquillo, que producen dulces y desconocían los procesos de comercialización, colaboró con artesanos de Quilino que deseaban vender sus productos por Internet y participó en la venta de artesanías en la Feria de Personas con Discapacidad de la plaza central de Córdoba.
Como Imke, son muchos los que eligen el turismo solidario, o responsable, como una alternativa de viaje, mientras promueven el desarrollo económico local de los pueblos.
"Al principio observé cómo trabajaban las mujeres de Unquillo para familiarizarme con sus tareas. Con el tiempo, diseñamos etiquetas, hablamos sobre el análisis de costos, calculamos precios y buscamos puntos estratégicos para la venta de sus dulces. Se me ocurrió, además, organizar un curso de capacitación para que luego pudiesen continuar con el proceso de comercialización", recordó a Comunidad la joven alemana, de 25 años.
Imke pudo materializar su inquietud gracias al proyecto Compromiso Solidario de la Fundación Ideas, que desde 2004 promueve el vínculo entre el interés de un ciudadano comprometido con el cambio y las necesidades de una organización.
Cuando Imke Schmidt terminó su pasantía de seis meses en una de las compañías telefónicas alemanas más importantes del mundo, decidió que era el momento de hacer algo por los otros. Buscó por Internet y, a través de una propuesta del Instituto de Desarrollo Educativo y Acción Social (Ideas), con sede en Córdoba, llegó a la Argentina con una misión muy concreta: ayudar a varios grupos de pobladores rurales que buscaban vivir de lo que producían.
Durante cinco meses Imke ayudó a un grupo de mujeres de Unquillo, que producen dulces y desconocían los procesos de comercialización, colaboró con artesanos de Quilino que deseaban vender sus productos por Internet y participó en la venta de artesanías en la Feria de Personas con Discapacidad de la plaza central de Córdoba.
Como Imke, son muchos los que eligen el turismo solidario, o responsable, como una alternativa de viaje, mientras promueven el desarrollo económico local de los pueblos.
"Al principio observé cómo trabajaban las mujeres de Unquillo para familiarizarme con sus tareas. Con el tiempo, diseñamos etiquetas, hablamos sobre el análisis de costos, calculamos precios y buscamos puntos estratégicos para la venta de sus dulces. Se me ocurrió, además, organizar un curso de capacitación para que luego pudiesen continuar con el proceso de comercialización", recordó a Comunidad la joven alemana, de 25 años.
Imke pudo materializar su inquietud gracias al proyecto Compromiso Solidario de la Fundación Ideas, que desde 2004 promueve el vínculo entre el interés de un ciudadano comprometido con el cambio y las necesidades de una organización.
Pueblos que desaparecen
Pero Ideas no es la única que desarrolla esta metodología. La asociación civil Responde tiene un programa para pueblos rurales de menos de 2000 habitantes que, por distintas causas, corren el riesgo de desaparecer por despoblamiento. Según explicaron en Responde, en la Argentina más de 600 pequeños pueblos rurales han quedado aislados y perdieron la mayor parte de su infraestructura básica de servicios: carecen de transporte público, educación secundaria, comunicaciones, fuentes de trabajo y asistencia de salud.
Frente a este panorama, el objetivo principal de la asociación es promover actividades económicas que sirvan de motor para que estas comunidades encuentren nuevos incentivos y oportunidades, y emprendan proyectos propios. "Nuestra intención es cooperar, brindar el know how y conseguir la financiación para que las comunidades den los primeros pasos en la generación de propuestas turísticas, revalorizando los recursos naturales, culturales, históricos y humanos con los que cuentan", detalló a Comunidad el responsable del programa, Rubén Parasporo.
En Irazusta, Entre Ríos, los pobladores desarrollaron productos autóctonos y una oferta atractiva para los visitantes
Estas alternativas van desde la prestación de servicios de alojamiento en casas de familia, hasta gastronomía, paseos turísticos y oferta de productos artesanales locales. En 2005 y 2006, la propuesta fue en Mechita, pueblo de la provincia de Buenos Aires. Actualmente, con la fuerte ayuda financiera de la Fundación American Express, la iniciativa se trasladó a Parera e Irazusta, en Entre Ríos, y a Andalhuala, en Catamarca. "Lo que rescatamos como más valorable es el cambio de actitud del pueblo hacia su futuro. Podemos decir que estas acciones hacen que renazca la esperanza", sintetizó Parasporo.
Ecoturismo en el Paraná
Para los amantes de las aguas, Baquianos del Río es una iniciativa independiente de 14 pescadores del río Paraná que, desde 2001, promueven visitas ecoturísticas al río con objeto de que los aventureros conozcan la cultura del hombre de río y se concienticen sobre la protección de los recursos naturales. Con el apoyo de las fundaciones Proteger, Avina y Eco Urbano, los baquianos se capacitaron y renovaron sus embarcaciones.
"Tenemos embarcaciones típicas de madera e intentamos que los visitantes aprendan sobre el río: su economía, los oficios, la diversidad de la fauna y la flora. Es como abrir una ventana a la biblioteca del Paraná. Intercambiamos culturas, compartimos un campamento, recorremos senderos en la isla y pasamos un día con las familias de los isleños", describió uno de los fundadores del proyecto y pescador, Luis Romero.
La intención es que con el ecoturismo los pescadores mantengan sus oficios para que no se pierda la cultura del hombre de río.
Otra alternativa para quienes quieren acercarse al río es participar en una travesía por el Delta sanfernandino, una propuesta que el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) organiza junto con la Municipalidad de San Fernando. El programa es tentador: navegar por las islas del Delta, visitar el Museo Sarmiento, pasear por la Reserva de la Biosfera, admirar la flora y la fauna de la zona, visitar una plantación de mimbre y conocer a familias de artesanos.
"Las travesías son solidarias con las familias de los isleños que nos reciben, que producen los alimentos que comemos, que prestan los servicios turísticos que disfrutamos y que realizan las artesanías que vemos. La intención es que los hijos de estas 18 familias logren un trabajo estable en la isla y se mantengan allí", contó la promotora del recorrido, Andrea Vega.
Según explicó, fue un arduo trabajo que los isleños entendiesen que sus trabajos eran valiosos y que existían personas interesadas en saber cómo vivían. "En la primera expedición, en noviembre último, el barco zarpó con 20 personas. En la última, en enero, subimos a 85 y otras 20 quedaron afuera. A las familias de los isleños todo esto los llena de orgullo", añadió Vega.
Contactos
Ecoturismo en el Paraná
Para los amantes de las aguas, Baquianos del Río es una iniciativa independiente de 14 pescadores del río Paraná que, desde 2001, promueven visitas ecoturísticas al río con objeto de que los aventureros conozcan la cultura del hombre de río y se concienticen sobre la protección de los recursos naturales. Con el apoyo de las fundaciones Proteger, Avina y Eco Urbano, los baquianos se capacitaron y renovaron sus embarcaciones.
"Tenemos embarcaciones típicas de madera e intentamos que los visitantes aprendan sobre el río: su economía, los oficios, la diversidad de la fauna y la flora. Es como abrir una ventana a la biblioteca del Paraná. Intercambiamos culturas, compartimos un campamento, recorremos senderos en la isla y pasamos un día con las familias de los isleños", describió uno de los fundadores del proyecto y pescador, Luis Romero.
La intención es que con el ecoturismo los pescadores mantengan sus oficios para que no se pierda la cultura del hombre de río.
Otra alternativa para quienes quieren acercarse al río es participar en una travesía por el Delta sanfernandino, una propuesta que el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) organiza junto con la Municipalidad de San Fernando. El programa es tentador: navegar por las islas del Delta, visitar el Museo Sarmiento, pasear por la Reserva de la Biosfera, admirar la flora y la fauna de la zona, visitar una plantación de mimbre y conocer a familias de artesanos.
"Las travesías son solidarias con las familias de los isleños que nos reciben, que producen los alimentos que comemos, que prestan los servicios turísticos que disfrutamos y que realizan las artesanías que vemos. La intención es que los hijos de estas 18 familias logren un trabajo estable en la isla y se mantengan allí", contó la promotora del recorrido, Andrea Vega.
Según explicó, fue un arduo trabajo que los isleños entendiesen que sus trabajos eran valiosos y que existían personas interesadas en saber cómo vivían. "En la primera expedición, en noviembre último, el barco zarpó con 20 personas. En la última, en enero, subimos a 85 y otras 20 quedaron afuera. A las familias de los isleños todo esto los llena de orgullo", añadió Vega.
Contactos
- Fundación Ideas: 0351-4760561/4765478
- Responde: www.responde.org.ar
- Baquianos del río: www.proteger.org.ar
- Delta: 4307-7342
Nathalie Kantt
Diario La Nación
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