• Quilmes - Buenos Aires - Argentina

jueves, 9 de agosto de 2007

Club Hotel de Sierra de la Ventana: su historia


Don Julio A: Roca, en un típico arrebato argentino lo llamó "la maravilla del siglo", acaso inaugurando la muletilla de sucesivos presidentes en ocasión de actos inaugurales...

Pero en este caso, don Julio no estaba exagerando tanto. En primer lugar, porque el siglo recién había transcurrido once años, y en segundo lugar porque efectivamente, el Club Hotel de Sierra de la Ventana era una maravilla.

Soñado originalmente como unb lugar de descanso y recuperación para enfermos con afecciones respiratorias "y neurasténicos", tornó a ser un Hotel de Lujo, fin conveniente a las apetencias y necesidades del Ferrocarril del Sur (que estaba extendiéndose en todo el país) que había visto la necesidad de contar con un hotel " a la altura" de sus más encumbrados funcionarios.

Con las 70 has. cedidas de su establecimiento "Las Vertientes", el Sr. Láinez hizo posible que aquel sueño (o este proyecto) comenzase a hacerse realidad en 1904.

Hoy el lugar aparece enmarcado por la frondosa arboleda que caracteriza a Villa Ventana, pero a principios de siglo xx nada interrumpía el paisaje de pastizal serrano que en ese particular punto desciende suavemente en terrazas hasta chocarse con el Cordón Esmeralda, parte del sistema de las Sierras de la Ventana.

Los arquitectos Dunant y Mallet lo diseñaron sencillo en su estructura (vale la pena la aclaración) y de manera tal que sus 173 habitaciones recibieran luz natural, y que desde cda una de ellas se pudiese disfrutar del paisaje. Como si con la imponente construcción no fuese suficiente, el Club Hotel contaba también con una Torre Mirador.

Espléndido. Hermoso, Magnífico, Majestuoso. Soberbio. Caminar hoy por sus restos lleva a muchas preguntas que -como tantas otras en nuestra historia- sabemos que no tienen respuesta. O que no quieren hacerlas conocer.

El 11 de Noviembre de 1911 se llevó a cabo su acto inaugural, con más de mil invitados que llegaron al lugar en trenes especiales hasta la Estación Sauce Grande (hoy estación Sierra de la Ventana) y luego cubrieron los 15 kms hasta el Hotel en automóviles provistos por la compañía. Y si el Club Hotel había sido construido para los encumbrados funcionarios de una encumbrada Compañia de Ferrocarril, aquella mañana llegaron a la ceremonia muchos de los apellidos (simples y compuestos) que hoy son nomenclatura de calles, avenidas paquetas, museos y localidades, y le dieron "lucimiento a la pompa que marcó el inicio de este coloso parangón patrio de Sudamérica"

La construcción del Hotel contenía: Gran Hall de entrada y recepción (donde los húespedes eran recibidos por el mayordomo con champagne o cognac, de acuerdo a la temporada), una Galería Solarium, lugar de descanso y lectura, Gran Hall Comedor, Salón de Fiestas (donde en sus 150 butacas se podían disfrutar las primera películas que llegaban al paìs, u obras de teatro con primeras figuras llegadas especialmente) Entrepiso para juegos de mesa y la Sala de Juego (casino)

Todas las habitaciones contaban con calefacción y sus 58 baños estaban provistos de agua caliente. La ropa de cama y mantelería, del más fino hilo, la vajilla de porcelana Sèvres o Limoge, los cubiertos de plata inglesa, sumado al exquisito mobiliario europeo, las imponentes escaleras labradas en mármol de Carrara traído especialmente para el Club Hotel eran los detalles que lo destacaban.

Las crónicas sobre este coloso utilizan constantemente palabras como "el más rancio estilo", "obra de arte", "perfil suizo", suntuoso", "lujosamente vestidos".."lo más selecto"

Obviamente, a tan granados huéspedes había que atender del mismo modo. ¿Cómo garantizar los servicios en un coloso...pero perdido en medio de las sierras, lejos de todo centro "importante"? Veamos:

El Agua/agua corriente y cloacas: se instaló una toma de agua sobre el Arroyo Del Oro, a 4 kms. del Hotel, donde dos gigantescas calderas accionaban bombas bicilíndricas con dos equipos bombeadores accionados por un equipo eléctrico, conectado a los chupadores a 25 mts. de profundidad. El agua bomead era enviada a la cisterna (detrás del Club Hotel) con capacidad para 12 millones de litros. Esta gran cisterna almacenaba el sisquema de agua corriente, que era distribuida por una compleja red de cañerías a toda la edificación, parque, criaderos y huertas. Los cloacas derivaban el agua de todo el comprelo a grandes cámaras sépticas y de decantación que luego de procesadas y purificadas eran vertidas en el Arroyo Las Piedras.

La luz: era provista por una Gran Usina a Vapor que consistía en dos calderas a vapor y dos colectores verticales para 10 tons. de agua/hora y dos generadores con potencia instalada de 500 hp/vapor.

¿La comida?: Se criaba ganado propia y contaba con su propia carnicería y cámara frigorífica. El Club Hotel contaba ocn su propia granja y huerta. Su propio molino harinero con toda la maquinaria para producir pan y fideos, Y tenía también su Sector de Apicultura. La cocina era enorme, compuesta por cuatro hornos de cocción y cuatro de calentamiento. 12 hornallas de medidas especiales, spiedo, horno de panadería...

Los huéspedes eran atendidos por personal traído especialmente del Plaza Hotel de Buenos Aires.

A aquellos que gustaban de una rica cerveza, FRESCA, se les era garantizada por un sistema de refrigeración que llevaba el fluido desde un tanque de 300 litros (¡de cerveza!) hasta los servidores instalados en el Salón Comedor.

¿Las actividades? Además del Casino, por supuesto, paseos a caballo o en alguno de los vehículos de paseo tirados a caballo (para lo cual el Hotel contaba también con su propia herrería, caballeriza con todo el equipamiento y arneses y carpintería) Pic-nics en las sierras, ¿tenis? tres canchas ¿Fútbol? una cancha de medidas reglamentarias y cesped inglés, por supuesto, con baños y vestuarios. ¿Golf? cancha de 18 hoyos ¿Hipismo? su picadero, pistas para salto ¿Natación? tambien contaba con piletas para este deporte.

El parque frente al Hotel había sido implementado y sembrado por ingenieros agrónomos y técnicos en parquización exclusivamente para la ocasión. (el Arq. Thays figura en la lista de invitados a la inauguración, de tal manera que no me sorprendería que haya sido el responsable...)

Una confitería sobre el arroyo do nde se servían panqueques de miel y té de Ceylán, o una preciosa capilla completaban el complejo en aquel momento, además de todas las instalaciones para el personal, que estaban apartadas de la edificación principal.

Caminiar hoy por el pastizal salvaje que tapa parcialmente lo que quedó del Club Hotel, estruja el corazón y la garganta ante ¡tanto! abandono.Tanta desidia. tanta historia repetida en nuestro país. Tanto despojo...y no hablamos solamente de despojo "oficial" sino de cada uno de los que fueron visitando este Club Hotel..

El Club Hotel. Titán en la Sierra de la Ventana, magnífica construcción que demoró siete años en ser construido y tan solo seis años en declinar y morir..

Claro ejemplo de lo que no tendría que haber pasado, porque no tendremos otro como él...

¿QUé pasó con el Club Hotel?
El dia de su inauguración, el 11 de Noviembre de 1911 pronunciaron sus discursos, ante lo más granado de la sociedad de aquel entonces, el embajador de Inglaterra, luego Mr. Pearson (en representación de la Cia de Tierras y Hoteles de Sierra de la Ventana, Sociedad impulsora del club Hotel) y el Sr. Láinez, cuya familia había cedido la tierra para la construcción del Hotel. Llamativo el orden. Pero no debiera sorprendernos.

Ante tan digna clientela, los inconvenientes que surgieran en el funcionamiento del club Hotel de Sierra de la Ventana, deberían ser atendidos con diligencia –y fondos- para su pronta solución. De tal manera, pronto se gestionó (y se obtuvo) la autorización para establecer un tendido ferroviario de trocha angosta (75 cms ) para llevar a los pasajeros desde la estación Sauce Grande hasta el propio Hotel, distante a 15 kms. El servicio fue inaugurado tan solo tres años después de la inauguración del Hotel.

La nomenclatura de las estaciones también representó un inconveniente, ya que la correspondencia dirigida al “Club Hotel de SIERRA DE LA VENTANA” iba a parar al siguiente poblado de la línea ferroviaria, que en aquel tiempo se llamaba...Sierra de la Ventana.

Algún telegrama, alguna carta de amor (¿algún giro?) habrá demorado más de lo previsto, molestando a un Alguien (o unos Alguienes), porque apenas un año después de puesto en funcionamiento el “Club Hotel de Sierra de la Ventana”, una resolución del Ministerio de Obras Públicas determina el cambio de nombre...¡DE LAS ESTACIONES!.

Sauce Grande (que así se llamaba por estar a orillas de río homónimo) pasó a ser “SIERRA DE LA VENTANA” (más cerca y más directa al Hotel) y a la que hasta entonces era “Sierra de la Ventana” le pusieron el nombre de quien donara las tierras para la construcción de la estación : El vasco Saldungaray.(pero la estación se llamó Saldungaray a secas)

Sin duda. El club Hotel de Sierra de la Ventana fue un coloso en todo sentido.

Y sin embargo... la situación internacional había comenzado a enrarecerse, una fuerte depresión económica en todos los mercados marcó el cese de créditos... Había que cuidar la plata. El movimiento turístico disminuyó ante la gravedad de la situación y el estallido de la Primer Guerra Mundial en 1914 determinó que el club Hotel –de tan solo 3 años de edad- comenzara a trabajar a pérdida.

El gobierno de Hipólito Irigoyen, desde lo local, le dio su estocada más fuerte en 1917. La ley que prohibía los juegos de azar condenó al Hotel a perder los únicos visitantes que aún asistían. Ese mismo año el Hotel entró en liquidación y cesó su agonía en Marzo de 1920 cuando cerró sus puertas definitivamente.

Imagino al viejo mayordomo (aquel que recibía a los huéspedes con una copa de champagne o de cognac) cerrando la puerta principal con llave...y ese sonido metálico retumbando en cada rincón del Hotel, por las escaleras, transmitiéndose por las arañas de cristal, entre el mobiliario europeo para llegar hecho un susurro hasta la Sala de Planchado y acurrucarse a dormir entre la mantelería de hilo fino.

Un sueño que nadie interrumpió por 20 años. Un sueño del que despertó creyendo que iniciaba una pesadilla, porque ni bien el gobierno de la Pcia. De Buenos Aires (en los 40) adquirió el Hotel a su propietaria (Miss Sara Sangford, quien viajó desde Inglaterra exclusivamente a efectivizar la venta), los funcionarios de turno (y otros también) comenzaron a vaciarlo, a “llevarse un recuerdo”... a despojarlo.

¿Cuesta creer? No si se tiene conciencia de la historia y el presente de nuestro amado país. El sueño pasó a ser sopor agónico a medida que lo iban saqueando. Y nadie levantó la voz para hacer conocer semejante depredación.

Mientras tanto, la Argentina entraba “sin querer queriendo” en la 2ª Guerra Mundial c on el incidente –el hundimiento del acorazado- Graff Spee en el Rio de la Plata. ¿Qué hacer con los prisioneros alemanes que no podían ser prisioneros? Un grupo de ellos vino al Club Hotel. 33 alemanes. Los prisioneros, en el Hotel. Nuestros soldados –que debían custodiarlos- en carpas en el parque.

Los alemanes, con otra mentalidad, otra organización, dijeron “Adelante” y adelante fueron nomás, a limpiar el polvillo, a determinar funciones y grupos y a trabajar. En tan solo TRES DÍAS (¡después de dos décadas!) pusieron en funcionamiento la usina y la toma de agua..

“¿Cómo está la cámara frigorífica? ¿Bien? A Hacer barras de hielo entonces (llegaron a hacer 40 al día)

Uds. Al jardín, uds. A buscar leña, organicen la cocina... En poco tiempo adquirieron una independencia increíble, tanto que ellos mismos compraban mercadería en Buenos Aires o Neuquen (algunos vecinos hablan de trenes completos de cerveza..que iba directamente para el hotel) Armaron su propia orquesta y daban funciones a los vecinos que acudían a escucharlos, o se trasladaban ellos para amenizar fiestas en la región.

Claro. Cuanto terminó la Segunda Guerra, TODO terminó. Para el Hotel también. El Coloso seguía en pie, pero sus entrañas heridas de muerte, cada vez más vacías, más saqueadas, roídas por la negligencia, por el “si ese lo hizo ¿porqué yo no?” golpeadas por el “nadie se va a dar cuenta, si estamos en el c... del mundo” palabras pronunciadas desde lo oficial hasta lo particular.-

Hubo algún proyecto en los 60 de re-estructurarlo pero ahora como sede del Centro de Estudios de Ing. Forestal y Corrección de Vertientes “Florentino Ameghino”, de la Universidad de La Plata...pero en fin... los fondos ahora dependían de Educación y ya no eran tan expeditos.

Más silencio. Más abandono
Sorpresivamente en 1979 se comenzó su demolición. Lo que el Tiempo, en más de 50 años de abandono y castigo climático no pudo hacer, lo comenzó a lograr una mente finita, ignorante y voraz que desde el estamento oficial (el Ministerio de Asuntos Agrarios de la Pcia. De Buenos Aires) determinó (y obtuvo) la tala del bosque aledaño (¡y qué rápido se vendió esa madera!) y comenzó la demolición del club Hotel.

Solo que ahora – al fin- alguien levantó la voz a favor del Hotel. La gente. Las publicaciones.

Y bajó de La Plata un Coronel quien prometió “ocuparse del asunto”, postergando el final del Coloso. Un poquito.

Un año después la Pcia. De Bs.As. aprobó la venta del club Hotel a la SOCIEDAD ANÓNIMA COMERCIAL E INDUSTRIAL “FRIGORÍFICO GUARANÍ”

Desde el punto de vista turístico, el proyecto presentado por esta Compañía era atractivo. Rehabilitar el casino, establecer un coto de caza, sembrar salmónidos ... con una remodelación total del edificio, respetando la arquitectura y los materiales originales.

Hasta que la noche del 8 de Julio de 1983,cuando todos estábamos hablando de las próximas elecciones y el advenimiento de la democracia, cuando todos nos distrajimos, el club Hotel se prendió (¿) fuego.

No se pudo hacer nada. Y hoy solo quedan las paredes y nuestra imaginación –o los recuerdos de quienes lo conocieron- para contar lo que fue el CLUB HOTEL DE SIERRA DE LA VENTANA.

Y aún hoy sus paredes esqueléticas siguen siendo objeto de disputas, de proyectos abandonados, de indiferencia.

Recuerdo algo que nos pasó hace unos años. Con Estela y Gastón (otros Guías de Turismo)organizamos una Guiada Gratuita al Club Hotel, con recreación de época. En caravana marchamos con todos los autos hasta allá y los estacionamos sobre el frente del Hotel en formación de herradura. Luego de la recorrida, ubicamos a los turistas en la terraza del hotel donde – con música clásica de fondo- les contamos algunas de estas cosas.

El sol ya estaba cayendo y fue necesario encender los faros de los autos. Un momento mágico. La música cambió a un vals y de detrás de las paredes del Hotel surgió una pareja vestida de época que comenzaron a bailar el vals.

No salió "exactamente" como lo habíamos planeado. Las luces de los autos iluminaron a los bailarines pero crearon un efecto fantasmagórico sobre las paredes del Hotel. Las sombras de la pareja bailando se proyectaban sobre las paredes derruidas del Hotel. Como si desde el pasado la dignidad del Coloso nos hubiese querido regalar una vez más el brillo y la magia que lo caracterizó en sus principios.

Y todos los presentes miramos a esos fantasmas de principios de siglo bailando suave y tristemente sobre las paredes graffiteadas y destruidas del CLUB HOTEL DE SIERRA DE LA VENTANA.

Lo único que nos quedó.

Enviado por Margie Rubio
Guía de Turismo

Todos los datos y citas textuales fueron extraídos del libro "Historias del Partido" publicado por la Municipalidad de Tornquist (1994)

2 comentarios:

leonardo dijo...

Tengo en mi poder el cuenta reboluciones del motor de una de las calderas delClub Hotel,deseo que sea llevado al museo .Mi correo es negroangeleri@live.com.ar Disculpen las molestias.

Luis Schpilman dijo...

Estimado Leonardo:
Te paso los telefonos del Museo y de la parte de Turismo de Villa Ventana, perteneciente al Partido de Tornquist, donde te podras conectar para esa donación:
El Páramo - Museo - Villa Ventana
Tel: (0291) 491-0000
Turismo Villa Ventana:
Tel: (0291)491-0095
Saludos cordiales