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sábado, 18 de agosto de 2007

Paisajes inesperados


Desde la Quebrada de Humahuaca, caminos poco explorados llevan a rincones únicos y solitarios
Dos provincias y muchos circuitos para sentirse un descubridor. Partiendo de San Salvador de Jujuy, accederá a lugares por donde sentirá que nadie más pasó. Y en algún sentido tendrá razón porque son muy pocos los viajeros que llegan hasta allí.

Tiraxi
Apenas iniciando la trepada hacia la Quebrada, a sólo unos 25 km de la capital de Jujuy, ya podemos encontrar caminos para explorar. A la altura de Estación León sale un camino local (ruta 29) hacia el Este. Luego de unos 7 km de monte termina el ascenso y comienza un paisaje inesperado: helechos, cascadas, praderas de césped y una invasión de verde que contrasta con los ocres de la zona.

Diez kilómetros más y se alcanza la confluencia de los ríos Tiraxi y Tesorero. Playitas y lagunas invitan al picnic y en alguna casa cercana quizá puedan conseguirse caballos y queso de cabra.

Tumbaya Grande
De que Purmamarca se ha convertido en una de las joyas más preciadas de la Quebrada de Humahuaca, no quedan dudas. A sus típicas casitas de adobe se sumaron, con un mimetismo notable, hosterías y restaurantes de primer nivel, servicios que antes se debía buscar en Tilcara o Humahuaca.

Caminatas y pedaleadas están a la orden del día. Un camino pavimentado trepa hasta el Paso de Jama, y travesías todo terreno de un día o más son posibles desde allí. Para distraerse un par de horas, la zona de Tumbaya Grande. No confundir con el pueblo de Tumbaya, a la vera de la ruta, que no está lejos.

Desde Purmamarca, tomar la ruta nacional 9 hacia el Sur. Tras 13 km y apenas cruzando el puente sobre el río Tumbaya, sale un camino de tierra hacia el Oeste. Poco a poco el vehículo se interna en una quebrada, cruzando una y otra vez el cauce seco del río. Los caminitos se multiplican y se bifurcan. Unos suben cuestas y otros se mantienen a nivel, reencontrándose cuando menos se espera.

El escenario es de cerros multicolores y cada tanto una casita entre árboles o un rebaño de cabras dan al valle un clima bucólico. Una escuela construida en una ladera parece desde lejos una iglesia más que centenaria. Sin embargo, es un edificio nuevo que reúne alumnos de los caseríos dispersos de esta parte de la Puna.

Iruya y más
A 25 km de Humahuaca, por la ruta 9, nacen hacia la derecha 48 km de un camino silencioso y, al principio, sólo una traza polvorienta. Es la ruta a Iruya, que trepa hasta los 4000 metros y desciende -ya en territorio salteño- en un zigzag colosal a un cañón donde duerme su siesta un pequeño pueblito.

A poco de ingresar en el camino a Iruya (ruta 13) se topa con la pequeña localidad de Hipólito Yrigoyen (Estación Iturbe), con su estación y casas viejas. De ahí en más, para salir del caserío y continuar viaje hay que fiarse más de la intuición que de las explicaciones de los vecinos. "Es por ahicito, nomás" no ayuda mucho para señalar lo que para ellos es evidente. Esta travesía es un espectáculo en sí misma y puede ser un paseo para el día. Pero es más recomendable dormir en Iruya, y hasta tomarse dos o tres días allí. En este caso se puede encarar excursiones más intrépidas, a San Isidro o Higueras, caseríos olvidados.

Santa Victoria
En el último confín norteño de la Argentina, ya sea La Quiaca o la encantadora villa de Yavi, hay travesías esperando. La altura sobre el nivel del mar es ahora considerable y conviene visitar esta zona luego de algunos días de aclimatación en localidades más bajas.

El camino interminable a Santa Victoria Oeste, que parte hacia el oriente de Yavi, puede disfrutarse también como paseo corto, simplemente recorriéndolo en forma parcial y volviendo a las localidades antes mencionadas donde existe hospedaje, que no es el caso de Santa Victoria.

Este camino de cornisa de un solo carril trepa y desciende cordones montañosos. Entre 4 y 6 horas lleva llegar a esa localidad salteña, luego de cientos de curvas, por lo que es preciso dormir allí si se recorre el tramo completo. Vicuñas, cóndores y lagunas esmeralda son los únicos compañeros en este mundo olvidado.

Desde arriba y de a pie
En Humahuaca se puede contratar algún guía local y, por pocos pesos, pedirle que nos lleve a la torre de Telecom. Desde ese punto elevado se aprecia el pueblo en plena Quebrada, y hacia el lado opuesto, es decir, el Este, una serranía multicolor nos toma de sorpresa haciendo palidecer a la Paleta del Pintor y el Cerro de Siete Colores.

Sergio Zagier
La Nación - Turismo

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